Estados Unidos sanciona a una alianza rebelde de la RDC que incluye a la milicia M23

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Kinsasa, 26 jul (EFE).- Estados Unidos anunció este jueves sanciones contra una alianza político-militar de la República Democrática del Congo (RDC) que incluye al poderoso grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), que aterroriza a la población en el noreste del país.

"La acción de hoy refuerza nuestro compromiso de hacer que rindan cuentas quienes buscan perpetuar la inestabilidad, la violencia y el daño a civiles para conseguir sus objetivos políticos", dijo el subsecretario del Tesoro Brian Nelson en un comunicado recogido este viernes por medios locales congoleños.

El Gobierno congoleño denunció el pasado mes de diciembre la creación de la Alianza Río Congo (AFC, por sus siglas francés), impulsada por el antiguo presidente de la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) del país, Corneille Naanga, sobre quien Washington también impuso restricciones este jueves.

Naanga ya fue sancionado por Estados Unidos en 2019 a raíz de las acusaciones de corrupción contra él, en el marco de las elecciones congoleñas de 2018, que debían celebrarse en 2016 pero se retrasaron dos años.

También se vieron afectados por las nuevas sanciones el dirigente político del M23, Bertrand Bisimwa; la milicia Twirwaneho, asociada a la AFC y activa en la provincia de Kivu del Sur; y su líder, Charles Sematama.

"Condenamos a la AFC y a sus afiliados, incluido el M23, por alimentar este mortífero conflicto y exacerbar una crisis humanitaria en el este de la RDC", afirmó el subsecretario del Tesoro estadounidense.

Las medidas suponen el bloqueo de todas las propiedades o entidades que pertenezcan o en las que tengan participaciones las personas designadas, en EE.UU. o bajo control estadounidense, así como la prohibición de proporcionar servicios o fondos a esas personas.

La actividad armada del M23 se reactivó en 2022 después de años de relativa calma y, desde entonces, el grupo ha avanzado por varios frentes hasta situarse a unos veinte kilómetros de la capital de la provincia de Kivu del Norte, Goma, que ocupó durante diez días en 2012, antes de retirarse por la presión de la comunidad internacional.

Los insurgentes han tomado el control de carreteras que unen el resto del país con esa estratégica ciudad, de más de un millón de habitantes y base de numerosas ONG internacionales e instituciones de la ONU.

Aparte de la crisis humanitaria, sus combates han desencadenado graves tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el grupo rebelde, extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado, pese a haber sido confirmado por las Naciones Unidas y al apoyo público al M23 por parte del presidente ruandés, Paul Kagame.

A su vez, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las rebeldes Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en el año 2000 por cabecillas del genocidio de 1994 y otros ruandeses (hutus) exiliados en la RDC para recuperar el poder político en su país, una colaboración también confirmada por la ONU.

Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la misión de la ONU en el país (Monusco). EFE

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