El detenido en Valladolid con tres kilos de 'coca' niega su propiedad y asegura que era un mero custodio

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"Se lo aseguro por la salud de mi hija, la droga no era mía, me la había entregado una persona para guardarla en mi casa a cambio de cinco o seis gramos", ha alegado este jueves Darwin R.E, el joven de origen dominicano detenido el pasado mes de marzo en Valladolid con un total de tres kilos de cocaína valorada en más de 286.000 euros. De esta forma, la versión del encausado de que tan solo era un mero custodio de la mercancía y su negativa a facilitar el nombre de la supuesta persona que se la había entregado, justificada en el "miedo" a una posible represalia hacia su familia, ha planeado durante toda la mañana a lo largo del juicio que ha quedado visto para sentencia este jueves en la Audiencia de Valladolid. Pese a ello, la fiscal del caso ha mantenido su petición de ocho años y medio de cárcel y el pago de una multa de un millón de euros, mientras que la defensora, quien en fase de cuestiones previas había pedido la nulidad de todas las actuaciones por entender que la policía había detenido a su cliente dentro del portal de su casa, vulnerando así la inviolabilidad del domicilio, una cuestión que el tribunal resolverá en ejecución de sentencia, ha solicitado un fallo absolutorio y en caso de condena que se aplique una minoración de la misma por la grave adicción del acusado. El hecho de que su cliente tuviera que ser ingresado el día de autos en la UCI por una intoxicación de cocaína, así como un informe de parte que acredita un consumo prolongado de dicha sustancia durante los tres o cuatro meses previos--se le hizo la prueba del cabello--es la baza que la defensora trata de hacer valer en caso de sentencia condenatoria. Y ello a pesar de que la forense de los juzgados, en su correspondiente informe de imputabilidad, halla apuntado que "las bases psicobiológicas del acusado se encontraban conservadas y éste no tenía afectadas su capacidad de conocer y querer". Durante el juicio, Darwin R.E, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha mantenido que la totalidad de la droga se la había pasado una persona, cuya identidad ha preferido no desvelar para evitar represalias, y que a cambio le prometió cinco o seis gramos de cocaína. El acusado ha explicado que aceptó el encargo debido a los problemas económicos y personales por los que atravesaba, a lo que ese mismo día se había sumado el hecho de que su esposa le había comunicado que había "perdido la barriga". Así, acuciado por dicha situación, ha alegado que no puso reparos a que esa persona le utilizara como custodio de la mercancía. "Yo tenía la cabeza ida y había consumido droga y alcohol", ha añadido Darwin, quien ha relatado que a primera hora del día de su detención, el pasado día 14 de marzo, recibió en su teléfono hasta cuatro llamadas del propietario de la mercancía pidiéndole que le bajara una bolsa a la calle. El acusado sí ha insistido en que su detención se produjo dentro del mismo portal de su vivienda, en la calle Gil de Mena, en posesión de una bolsa de 266 kilos de cocaína y sin que tuviera tiempo de acceder a la calle con su patín eléctrico, circunstancia que ha sido esgrimida por su defensora para invocar la nulidad de actuaciones por haberse violado el derecho de su cliente a la inviolabilidad del domicilio. Lo que no ha podido explicar con claridad el acusado es por qué la policía halló el resto de la droga, hasta completar un total de tres kilos por valor de casi 290.000 euros, distribuida en bolsas en distintas partes de la vivienda, como el salón, la cocina y su dormitorio, así como sustancia de corte y numerosos efectos para la distribución de la mercancía, como una prensa, cuatro balanzas de precisión, bolsas y alambre de jardinería, junto con 9.090 euros, cantidad que ha atribuido a su trabajo como repartidor. Lo que también ha pretendido dejar claro es que jamás en los más de veinte años que lleva viviendo en Valladolid ha tenido problema alguno ni ha delinquido, a excepción de un procedimiento por violencia de género con su esposa. "OBJETIVO PRIORITARIO" DE LA POLICÍA Policías que participaron en las pesquisas y su detención, con el instructor del atestado a la cabeza, han desmentido que la detención de se produjera dentro del portal del domicilio y han precisado que fue llevada a cabo en plena calle cuando el acusado circulaba con un patín eléctrico y pasó casualmente cerca de un dispositivo policial que esa mañana habían montado en el barrio, ajeno totalmente a las investigaciones que se seguían desde hacía tiempo sobre Darwin. El instructor ha precisado que el acusado se había convertido en un "objetivo prioritario" a raíz de las numerosas informaciones recibidas que le situaban como una persona que movía grandes cantidades de droga y que mantenía contactos con otros compatriotas inmersos en dicho mundo delincuencial. Sin embargo, el policía ha reconocido las graves dificultades que habían tenido hasta entonces con los seguimientos realizados a Darwin, debido a las medidas de seguridad que adoptaba, mucho más intensas que otros con los que sí habían tenido éxito las pesquisas. De hecho, no han podido pillarle realizando transacción alguna de droga. Fue precisamente de forma casual, tal y como ha insistido, cuando el investigado fue interceptado el 14 de marzo en la calle en una actuación que, como así ha especificado otro agente, se llevó a cabo cuando vieron salir a Darwin del portal y éste, al percatarse de su presencia, se puso nervioso y trató de esquivarles. "Dije ¡alto, policía!, pero él no hizo caso y siguió circulando con el patinete", ha recordado el funcionario que salió corriendo tras él y, junto con otros compañeros, logró reducir al presunto 'narco', al que inicialmente ocuparon 266 gramos de cocaína y más tarde otras cantidades, hasta sumar tres kilos, durante el registro efectuado poco más tarde en su domicilio.

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