Moscú, 23 jul (EFE).- Rusia lleva varios años siendo un paria en el Movimiento Oímpico, primero por el dopaje de Estado y ahora por la guerra en Ucrania, pero su presencia en estos Juegos rozará la humillación, ya que sólo quince atletas rusos competirán en París.
Por decisión del Comité Olímpico Internacional (COI), todos los deportistas rusos serán neutrales -no portarán símbolos nacionales y no podrán escuchar su himno- y además no habrá representación rusa en los deportes de equipo.
Como alternativa a los Juegos, Rusia convocó los Juegos Mundiales de la Amistad, pero ha tenido que posponerlos hasta 2025 ante el boicot del COI y de Occidente.
Un equipo de mínimos
En principio, un máximo de medio centenar de deportistas rusos podían acudir a la capital francesa, frente a los 335 que participaron en los Juegos de Tokio, también como neutrales.
Sea como sea, finalmente el COI invitó sólo a 36 deportistas, de los que 21 -en su mayoría luchadores y judocas- rechazaron en el último momento la invitación.
Las federaciones de lucha y judo justificaron su decisión por la exclusión de algunos de sus mejores deportistas, aunque otras fuentes hablaron de presiones políticas.
Por todo ello, el equipo ruso será menor que el bielorruso (16) y la mitad que el de refugiados (37).
La lista definitiva de Rusia incluye a siete tenistas -entre ellos Daniil Medvedev-, tres piragüistas, tres ciclistas, un nadador y una gimnasta en trampolín.
Rusia logró 71 medallas en Tokio (20 oros, 28 platas y 23 bronces), lo que le colocó en el quinto lugar del medallero.
Algunos países, entre ellos la propia Ucrania, amenazaron con boicotear los JJOO como ocurrió en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984 si el equipo ruso participaba en su totalidad como hace tres años.
La lista de deportistas rusos excluidos es interminable. Comienza con aquellos que se manifestaron públicamente a favor de la campaña militar rusa en Ucrania, sea en medios, redes sociales o en actos públicos.
Se añaden los numerosos integrantes de los clubes CSKA y Dinamo, vinculados históricamente con las Fuerzas Armadas y los órganos de seguridad del Estado, respectivamente.
Finalmente, tampoco podrán aspirar a la gloria olímpica los integrantes de los deportes de equipo como el voleibol, el baloncesto, el waterpolo o el balonmano, en los que los rusos siempre han competido a gran nivel.
Además, por unos motivos o por otros, habían rechazado desde un principio una posible participación, al considerar que las condiciones que impone el COI son humillantes para Rusia, las federaciones de gimnasia, natación, halterofilia o esgrima, a las que hay que sumar el atletismo, marginado desde hace una década por el dopaje de Estado.
"Las condiciones que nos proponen son (...) inadmisibles. Las considero una humillación. Si nos quieren ver, entonces debemos acudir sin ninguna restricción", dijo Vladímir Sálnikov, legendario presidente de la federación de natación y cuádruple campeón olímpico.
Eso sí, hay alguna excepción, ya que Yevgueni Sómov, que batió recientemente el récord nacional en 100 metros braza, sí competirá en París tras recibir el estatus de atleta neutral.
Guerra civil en el deporte ruso
La participación en los Juegos ha desatado una auténtica guerra civil en el deporte ruso, a la que se han sumado no pocos políticos populistas, que no han dudado en criticar a los pocos deportistas que viajen a París.
"Aquí no se puede hablar de traidores. Si fueran traidores, ya habrían cambiado de país", comentó Shamil Tarpíschev, legendario jefe del tenis ruso.
Le secundó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, pero el presidente del Comité Olímpico Ruso, Stanislav Pozdniakov, tachó a los tenistas que acuden a París de "equipo de agentes extranjeros".
Fue aún más lejos la legendaria entrenadora y presidenta de la federación de gimnasia rítmica Irina Víner, que definió al combinado ruso que acuda a París de "equipo de vagabundos" y calificó de "marcha fúnebre" la música que suena cuando un deportista neutral se sube a lo más alto del podio.
Mientras, el presidente ruso, Vladímir Putin, mantiene un sonoro silencio, aunque reemplazó dos meses antes de la inauguración al ministro de Deportes, Oleg Matitsin, que apoyó públicamente la participación en los Juegos pese al actual antagonismo político con Occidente.
"Hay que seguir compitiendo, hay que ganar, hay que ganarse el derecho a competir, incluido en la Olimpiada. Sí, sin himno; sí, sin bandera, pero ya competimos así desde 2016 y todos saben quiénes somos", afirmó.
Eso sí, el Kremlin valora positivamente la decisión del COI de no exigir a los deportistas rusos la firma de ningún documento en el que condenen la campaña militar rusa en Ucrania.