Ceremonia en Saná para quemar más de 40 toneladas de narcóticos incautados en tres años

Saná, 20 jul (EFE).- Los rebeldes hutíes chiíes del Yemen celebraron este sábado una ceremonia en Saná para la quema de más de 40 toneladas de hachís y pastillas estupefacientes incautadas los últimos tres años en distintas regiones bajo su control en ese pobre país del sur de la Península Arábiga.

Los narcóticos, en su mayoría hachís, fueron quemados en una zona montañosa de la capital yemení, en una ceremonia en la que participaron funcionarios gubernamentales, responsables del Poder Judicial y efectivos de seguridad.

Según dijo a EFE el jefe de la Fiscalía de Seguridad del Estado, Abdullah Zuhrah, esas cantidades de droga fueron incautadas durante los últimos tres años en operaciones llevadas a cabo en distintas regiones del noroeste del país.

Explicó que un total de 590 personas detenidas en relación con esas drogas están siendo juzgadas e investigadas por la fiscalía y algunas de ellas han sido sentenciadas a distintas penas de cárcel.

Columnas de humo negro se elevaron del lugar donde los hutíes quemaron los narcóticos y casi cubrieron el cielo del lujoso barrio de Hadda, en el suroeste de Saná, que alberga misiones diplomáticas y organizaciones de las Naciones Unidas.

Yemen es escenario de un conflicto bélico desatado en 2014, cuando los hutíes se alzaron en armas contra el Gobierno yemení reconocido internacionalmente y controlaron amplias regiones del centro, el norte y el oeste del país.

Los hutíes pertenecen a la rama chií del islam, liderada por Irán, país que les respalda y es acusado por varios vecinos del Yemen, como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, de suministrarles formación militar y armamento.

Los insurgentes hutíes han sido acusados en varias ocasiones por el Gobierno yemení, apoyado por Riad y otros grupos rivales, de "utilizar las drogas" para financiar sus operaciones y actividades militares, una acusación que los rebeldes chiíes han negado reiteradamente.

Sin embargo, el tráfico de drogas es frecuente en zonas del noroeste del Yemen, fronterizas con Arabia Saudí, una región conocida en los últimos años como importante centro para el negocio ilegal de drogas y estupefacientes, como captagon, hachís y heroína. EFE

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