Madrid, 19 jul (EFE).- Nacido en Madrid en 1881, Fernando Sanz y Martínez de Arizala ganó una plata en ciclismo en pista en los Juegos de París 1900 que no engrosó nunca el medallero español: compitió con el nombre de Fernand Sanz y bajo nacionalidad francesa, por mucho que fuera hijo, hijo ilegítimo, del rey Alfonso XII.
Su madre, la contralto castellonense Elena Sanz, junto a otro hijo que tuvo con el monarca y al propio Fernando, fue enviada a Francia tras morir el rey en 1885, por decisión de la reina regente, María Cristina de Habsburgo, y del presidente del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo.
Allí, en el exilio, mientras disfrutaban de una generosa pensión de la Casa Real y, de vez en cuando, de las visitas de la abuela Isabel II (‘mis nietos antes Dios’, los llamaba), Fernando, ya ‘Fernand’, se aficionó a los deportes, sobre todo al ciclismo.
Así que cuando se convocó el ‘Concurso de ejercicios físicos y deportes de la Exposición Universal de París 1900’, Sanz, que tenía 19 años, se inscribió en la prueba de esprint de ciclismo en pista.
Fue segundo en su serie eliminatoria, ganó en cuartos de final y en semifinales y se plantó en la final a tres. Acabó segundo, con una digna medalla de plata que le convirtió en subcampeón olímpico, por detrás del parisino Albert Tallandier y por delante del estadounidense John Lake.
Tras ese éxito, con el velódromo de Vincennes como escenario, participó en alguna competición ciclista más pero decidió probar con el boxeo y llegó a ser campeón de Francia en 1903 y 1904.
Tras aquello, probó suerte con algunos negocios, sin excesiva fortuna.
Murió en 1925, con 43 años, víctima de la tuberculosis. EFE
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