Bangkok, 19 jul (EFE).- El presidente de Birmania, Myint Swe, colocado en el puesto por la junta militar golpista y que asume un papel casi ceremonial, sufre varias graves enfermedades, informaron este viernes los medios oficialistas.
La inusual admisión de los problemas de salud del presidente por parte de la junta militar, que tomó el poder durante el golpe de Estado de febrero de 2021, se produce semanas antes de que expire el actual estado de emergencia, que los generales amplían cada seis meses.
Myint Swe, de 73 años, "padece trastornos neurológicos y una neuropatía periférica" que le producen "problemas psicomotrices y desnutrición", apunta en un comunicado el Consejo para la Administración del Estado -nombre oficial de la junta militar-.
Conforme al escrito, publicado hoy en el diario The Global New Light of Myanmar -controlado por las fuerzas castrenses-, el político ha estado ingresado desde mayo hasta el jueves en un hospital militar de Naipyidó y fue trasladado a su casa donde guardará reposo hasta el 30 de julio.
"Su estado de salud aún no ha mejorado. No puede realizar las actividades diarias normales, incluida la alimentación", remarca el comunicado, que asegura que también fue operado de cataratas.
Durante el Gobierno civil comandado por la consejera de Estado y nobel de la paz, Aung San Suu Kyi, el actual presidente ejerció el puesto de vicepresidente gracias a los privilegios que la Constitución birmana reserva al Ejército, que, entre otros poderes, le permite nombrar a una persona para el cargo.
Tras la sublevación, el Ejército lo promocionó a presidente, a raíz del arresto de Suu Kyi y Win Myint -presidente entre 2018 y el golpe-, e inmediatamente entregó el poder a los militares y nombró primer ministro interino al jefe de las Fuerzas Armadas, el general golpista Min Aun Hlaing, sobre quien recae el poder.
Aunque es una figura más protocolaria, el presidente cuenta con competencias importantes como la aprobación de los decretos y es una pieza clave en la estrategia de la junta militar para tratar de conferir cierta legitimidad a su gobierno.
El golpe militar de 2021 acabó con diez años de transición democrática y abrió una espiral de violencia que ha exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas, con miles de jóvenes uniéndose a grupos armados que combaten al Ejército.