Campenaerts, la emoción de un padre, la precisión de un experto

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Luis Miguel Pascual

Barcelonnette (Francia), 17 jul (EFE).- Victor Campenaerts es conocido en el pelotón por la minuciosidad con la que estudia las etapas, prepara el material y afronta los objetivos que se marca, casi de forma obsesiva.

En diciembre pasado, el belga rodeó con un rotulador rojo la etapa 18 del Tour de Francia y desde entonces fue amasando elementos que le llevaran a conseguir esa meta, su primer triunfo en la ronda gala.

El ciclista del Lotto lo consiguió este jueves y se derrumbó entre lágrimas. Cruzó la meta extenuado, pero enseguida le pasaron un teléfono en el que su pareja, que acaba de dar a luz a su hijo, le escuchaba y le acompañaba en su llanto de emoción.

"Me apoya en todo momento, es un pilar en mi carrera", dijo el corredor, que señaló que su novia le acompañó durante 9 semanas en la ciudad española de Granada, donde hizo una concentración en altura.

A los pies de Sierra Nevada nació su hijo Gustaaf, justo antes del inicio del Tour, un ejemplo de todo lo que ha dedicado Campenaerts para lograr el objetivo de su vida.

"Fue una concentración algo extraña, porque estaba tiempo con el equipo y tiempo con la familia. Fui el primer en llegar a Sierra Nevada y el último en marcharme. No sé si es un buen lugar de entrenamiento, pero esta victoria de etapa creo que demuestra que sí", dijo.

Al principio del Tour, el belga ya iba diciendo que en Barcelonnete levantaría los brazos. Entre otros, se lo dijo al español Oier Lezkano, un joven de temperamento de fuego que se coló con él en la fuga, al que le faltó el instinto para saltar a su rueda cuando atacó a falta de 35 kilómetros para la meta.

Con la precisión de metrónomo que se le imputa, Campenaerts había preparado cada detalle para rematar la faena.

Su fabricante de bicicletas le preparó una especial, menos vertical, pensando en cada detalle y con el punto de mira puesto en la etapa 18.

"Lo han adaptado a la perfección", dijo el corredor que colocó en la bici ruedas de contrarreloj y un desarrollo alto para garantizar una buena punta de velocidad en la fuga. "Algo arriesgado en los descensos, pero ha salido bien", dijo.

Verle entre los fugados no sorprendió a nadie, porque el corredor del Lotto es un habitual de las escapadas. El año pasado lo hizo tantas veces que acabó siendo elegido el combativo de la edición, pero ese premio no saciaba su ambición.

"Me di cuenta de que gastaba mucha energía y eso no era eficiente. Este año quería ser más concreto y buscar una victoria", señaló.

Barcelonnette estaba en el punto de mira, sabía que venía en una buena condición cuando en contrarreloj del séptimo día acabó quinto, superado solo por los más fuertes de la carrera.

"Fue bonito para el honor, pero ganar es otra cosa. En este deporte, cuando levantas los brazos es especial", comentó.

El belga ha vivido varias vidas sobre la bicicleta. Sobre la pista, especializado en la contrarreloj, plusmarquista de la hora en 2019, cazador de clásicas y, finalmente, de etapas. En 2021 ganó en Gorizia en el Giro de Italia.

"Esto es algo muy grande. El Tour es uno de los eventos deportivos más importantes del mundo, poder estar aquí es ya un premio. Acabarlo es un objetivo y si ganas una etapa es un momento increíble", señaló.

Campenaerts habla con una voz peculiar, que se mezcla con la emoción de haber conseguido un momento especial.

Lo dedica a su familia, a su novia y su recién nacido, que se trasladaron desde Bélgica a Gevrey el pasado 5 de julio para verle firmar una excelsa contrarreloj y que pasó con él la primera jornada de descanso.

"A la familia se lo debemos todo. Me han apoyado mucho más de lo que yo esperaba", señaló. EFE

lmpg/ism

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