Los bosques perduran como sumideros de carbono pese a las presiones regionales

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Redacción Ciencia, 17 jul (EFE).- Los bosques absorben una media de 3.500 millones de toneladas métricas de carbono anuales, casi la mitad de las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles entre 1990 y 2019, pero hacen frente a amenazas regionales como la deforestación o los incendios.

Un nuevo estudio que publica Nature señala que estos ecosistemas vitales han absorbido dióxido de carbono de forma constante durante las últimas tres décadas, incluso cuando las perturbaciones han mermado su capacidad y amenazan a este sumidero vital del carbono.

"La persistencia del sumidero mundial de carbono forestal fue una sorpresa dado el aumento mundial de incendios forestales, sequías, talas y otros factores de estrés", según Richard Birdsey, de la Centro de Investigación Climática Woodwell (EE.UU.) y uno de los autores del trabajo, con investigadores de once países.

El sumidero mundial de carbono forestal sigue siendo significativo, pero varía según los biomas, con descensos notables en los bosques boreales y tropicales intactos.

El estudio indica que la superficie de los bosques del mundo disminuyó un 5 % entre 1990 y 2020, lo que equivale a una pérdida de 210 millones de hectáreas.

El aumento de las emisiones en algunas regiones se equilibró con el aumento de la acumulación en otras, principalmente el recrecimiento de los bosques tropicales y la reforestación de los bosques templados.

Los bosques boreales del hemisferio norte, que abarcan regiones como Alaska, Canadá y Rusia, han experimentado un descenso significativo de su capacidad de sumidero de carbono, con una caída del 36 %, que se atribuye a los incendios forestales, los brotes de insectos y el calentamiento del suelo.

Los bosques tropicales también han sufrido un declive, y la deforestación ha provocado una disminución del 31 % en su capacidad de absorber carbono.

Sin embargo, la regeneración de las tierras agrícolas abandonadas y de las zonas taladas ha compensado parcialmente estas pérdidas, manteniendo el flujo neto de carbono en los trópicos próximo a la neutralidad.

En cambio, los bosques templados han aumentado un 30 % su capacidad de absorción de carbono, en gran medida por los esfuerzos de reforestación, sobre todo en China.

El estudio se basó en datos de teledetección, pero lo que le distingue es que usaron exhaustivas mediciones sobre el terreno, evaluando en millones de parcelas forestales de todo el mundo cada árbol, su tamaño, las especies y la biomasa.

Los resultados respaldan la necesidad de reducir la deforestación en todos los biomas forestales, por ejemplo, fomentando la restauración forestal en tierras que pueden ser inadecuadas para la agricultura y mejorando las prácticas de explotación maderera para minimizar las emisiones derivadas de la tala y actividades afines.

Los autores señalan que las conclusiones del estudio respaldan el potencial de mejora de la protección y la gestión de los bosques como soluciones climáticas naturales eficaces.

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