MSF denuncia enormes dificultades para atender pacientes en el frente occidental de la guerra de Birmania

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Médicos sin Fronteras (MSF) ha insistido que sus equipos en Birmania están enfrentándose a una serie de extraordinarias dificultades para desarrollar su labor de auxilio a la población vulnerable, especialmente a la minoría rohingya, en el frente suroeste del estado de Rajine, escenario constante de combates entre el Ejército birmano y grupos separatistas reconvertidos a fuerzas de resistencia contra la junta militar golpista del país. MSF recuerda que, el mes pasado, sus equipos tuvieron que suspender todas las operaciones en el norte del estado, una vía de escape a Bangladesh desde hace años para los rohingya que escapan de la persecución de los miliares, por la intensificación de los combates entre el Ejército y el Ejército de Arakán, grupo armado que defiende los intereses de la minoría y designado como organización terrorista por las autoridades militares y, en particular, por la destrucción de sus oficinas en el municipio de Buthidaung. Desde entonces la situación sigue empeorando. En el centro de Rajine, MSF se mantiene en servicios mínimos pero sus equipos "siguen enfrentándose con graves restricciones al acceso a la población, especialmente en el municipio de Pauktaw, donde las clínicas "permanecen, de momento, inaccesibles". "El personal comunitario de Médicos Sin Fronteras ha seguido brindando servicios de salud básicos, pero es difícil prestar atención médica básica a los pacientes, ya que los suministros médicos escasean y el personal médico no puede llegar hasta ellos", denuncia MSF. A estas restricciones de suministros se suman otras de carácter estructural. Las redes eléctricas ya no suministran energía en Rajine, por lo que los centros de salud dependen de generadores, pero el combustible para su funcionamiento no está fácilmente disponible debido a que las rutas de suministro están interrumpidas o cortadas, lo que afecta su capacidad para realizar procedimientos médicos. Tampoco hay señal estable de telefonía móvil: los pacientes y los voluntarios tienen que caminar largas distancias o subir a las colinas para intentar conseguir señal, por lo que la opción de la teleconsulta, "el único contacto que queda entre la comunidad y Médicos sin Fronteras", según la responsable médica del proyecto de MSF, Caroline de Cramer, es cada vez más y más inviable.

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