Gullit y el "logro" de su vida

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Iñaki Dufour

Dortmund (Alemania), 9 jul (EFE).- "Ganar para tu país es el mejor logro de tu vida porque vives allí. Serás un héroe por el resto de tu vida", expresó Ruud Gullit, el capitán de la selección neerlandesa campeona de Europa de 1988, el único gran título de la historia de un equipo tan brillante como la 'oranje', que tocó la gloria por única y última vez en Alemania.

Nacido el 11 de septiembre de 1962 en Amsterdam, reconocido como uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos, no sólo de su país, sino de toda Europa y el mundo, Balón de Oro en 1987, por delante del portugués Paulo Futre y del español Emilio Brutagueño, y de Plata en 1988, precisamente por detrás de su compañero de equipo y de selección Marco Van Basten, el fútbol de Gullit, también sus recordadas trenzas, marcaron época.

Un futbolista diferencial, con una clase descomunal, con llegada, con pase, con gol, con todas las cualidades de un centrocampista ofensivo que incluso jugó más allá, hasta el ataque en aquella Eurocopa de 1988. Compitió contra sus rivales, pero también contras las expectativas el mejor jugador del mundo de aquel entonces en la cita de Alemania.

"Había mucha presión sobre mí porque había tenido una temporada muy buena; todo el mundo esperaba que hiciera lo mismo, pero estaba cansado, no podía hacerlo", admitió con el tiempo en declaraciones a la UEFA el futbolista, que tenía a su lado a Marco Van Basten: "Afortunadamente, él estaba en buena forma, muy fresco. Lo único que hice fue darle el balón lo más rápido posible. Contra Inglaterra le di dos balones y marcó con cada uno".

Gullit, debutante el 1 de septiembre de 1981 como internacional, justo en su 19 cumpleaños, el primer y único capitán en levantar para el fútbol holandés la copa de una gran competición internacional (sólo ha ganado esa Eurocopa y nunca ha conquistado un Mundial), hizo mucho más que eso, por ejemplo, en la final del 25 de junio de 1988 en el abarrotado estadio Olímpico de Múnich frente a la Unión Soviética, ganada por 0-2.

Todo el mundo recuerda la volea fantástica, el gol de las Eurocopas, de Marco Van Basten, en el minuto 52. Pero el primer tanto, el 0-1, el decisivo de verdad, fue obra de Gullit, que cabeceó con potencia dentro del área un balón entregado precisamente por el delantero, para batir a Rinat Dassaev y poner por delante al conjunto neerlandés a los 33 minutos.

A su lado, dirigidos por Rinus Michels, en aquel once jugaban Hans Van Breukelen; Van Aerle, Frank Rijkaard, Ronald Koeman (el actual seleccionador que ha dirigido al conjunto neerlandés a las semifinales), Van Tiggelen; Vanenburg, Mühren, Wouters, Erwin Koeman: Ruud Gullit y Van Basten. Una alineación y un equipo para la eternidad en la selección neerlandesa, que empezó aquella Eurocopa con una derrota... contra la URSS.

Repuesto del 0-1, apenas 15 días antes de la final, después lo ganó todo: 1-3 a Inglaterra y 0-1 a Irlanda, en la fase de grupos, aunque al borde de la eliminación, hasta el afortunado gol de Wim Kieft en este último encuentro; y 2-1 a Alemania Occidental en la semifinal, con un gol definitivo de Van Basten a dos minutos del final.

"Nos sentimos invencibles", dijo Gullit, entre la explosión de júbilo en las calles de su país, multiplicadas tras el trofeo final.

La preparación de la final fue curiosa. Impensable en el fútbol actual. Gullit organizó una fiesta en una discoteca para celebrar la victoria contra Alemania, conseguida el 21 de junio de 1988. La final era cuatro días más tarde. En la víspera del partido más decisivo de todos, el equipo fue a un concierto de Whitney Houston, según contó el propio centrocampista, que se sintió mejor que nunca para la final, más fresco que en toda la competición.

En la celebración de su país, más de un millón de personas se agolparon en los canales de Ámsterdam cuando la selección neerlandesa ofreció la copa de Europa en una barcaza a su regreso de Alemania. A sus héroes, capitaneados por Gullit, que jugó otra Eurocopa, en 1992, todos los encuentros como titular. Fue eliminado en los penaltis en las semifinales por Dinamarca, más certera. También jugó el Mundial de 1990. EFE

id/jpd

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