Pedri y la exhibición sin premio de Wembley

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Roberto Morales

Donaueschingen (Alemania), 8 jul (EFE).- Desde un estreno repleto de frustración en Sevilla, con dos empates ante Suecia y Polonia, la España de Luis Enrique fue creciendo en la Eurocopa de la pandemia, que retrasó un año su celebración, al ritmo de un chaval de 18 años, Pedri, que en cuanto se quitó de encima el miedo a intentarlo, volvió a hacer soñar al país con un título. Se quedó a puertas de la final tras una exhibición sin premio en Wembley. Frente a Italia. El día que el factor fortuna de la tanda de penaltis dio la espalda.

Pedri fue la gran sensación de una Eurocopa en 2021 en la que Italia asoció su nombre al buen fútbol hasta que se cruzó con España en semifinales. Antes de proclamarse campeona ante la anfitriona Inglaterra, sobrevivió a una selección que acarició la excelencia pero pagó su falta de pegada. Con el castigo final en la tanda de penaltis por los fallos de Dani Olmo y Álvaro Morata.

Alejada de presiones, sintiéndose ya vencedora con haber vuelto a pisar las rondas decisivas, España asentó su crecimiento con Luis Enrique en el mismo escenario en el que arrancó su proyecto, en Wembley, donde puso las bases del futuro para volver a enganchar, tras nueve años de desilusiones, a todo un país a su selección. Se ganó el respeto del mundo del fútbol Renovada en la transición. Frenada por el mismo rival por segunda Eurocopa consecutiva, saldando cuentas de un pasado reciente una Italia renacida, que dio un paso más hacia el récord mundial de partidos sin perder. Aquel día el duelo 34 aliándose con la fortuna y el factor Donnarumma.

Porque aquella noche en el templo de Wembley lo mereció una España que superó cualquier adversidad durante el torneo. Un positivo en COVID-19 de Sergio Busquets, que no sólo apartó al capitán de los primeros partidos, también condicionó la preparación del resto.

Entrenamientos en solitario, sin poder jugar un amistoso planificado. El sentimiento de rabia por anhelar un país que sienta a su selección por encima de los clubes. Con silbidos inéditos a uno de sus jugadores desde la grada, a Morata, en un partido de Eurocopa. Quizás por la falta de identidad de un torneo multisede que restó la sensación de momento especial a Sevilla.

Con todo superado, tras desatarse ante Eslovaquia, volver a competir con Croacia, marcando diez goles en dos encuentros, España llegó a Wembley y sometió a Italia sin éxito. Se despidió con honores cuando la fortuna le dio la espalda en la tanda de penaltis que una buena estirada de Unai Simón puso en bandeja para comenzar.

El disparo a la grada de Dani Olmo, que había enamorado como sorpresa de Luis Enrique en el partido jugando de 'falso 9' y la mala ejecución de Álvaro Morata, en un lanzamiento que sigue en su cabeza por la frustración que le generó, después de haber impulsado el gran duelo a la prórroga igualando el tanto de Chiesa con un gol que le convertía en el máximo artillero español en las Eurocopas, dejó a España a puertas del éxito tras quitarse de encima, con un grupo plagado de jugadores inexpertos en fases finales, los complejos que tenía desde que su mejor generación se fue retirando. EFE

rmm/jpd

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