La imposibilidad de un gobierno extremista en Francia atenúa la presión de los mercados

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París, 8 jul (EFE).- La imposibilidad de que se constituya un Gobierno de extrema derecha en Francia, pero también de que se aplique gran parte del programa de la izquierda si esta llega al poder, dada su fragilidad parlamentaria, redujo este lunes la tensión en los mercados, con efectos positivos en la prima de riesgo francesa.

Pero una vez alejadas esas dos amenazas, que eran las más temidas por los medios financieros, queda la incertidumbre por el escenario probable de parálisis política en Francia, y de las consecuencias que puede tener para la segunda economía de la zona euro, lastrada por la situación delicada de las finanzas públicas.

La agencia de calificación S&P tradujo esa incertidumbre en un mensaje de advertencia al señalar que, después de haberla bajado en mayo, su nota a la deuda francesa podría estar de nuevo "bajo presión" si el crecimiento económico fuera sensiblemente inferior a sus previsiones durante un periodo prolongado o si Francia "no consigue reducir su importante déficit presupuestario" y si la carga de la deuda en términos de porcentaje de la recaudación pública aumentara más de lo que anticipa.

La agencia anticipaba en sus últimas proyecciones de mayo que la deuda francesa subiría al 112 % del producto interior bruto (PIB) en 2027 (en el primer trimestre de este año aumentó ocho décimas al 110,7 %) y que el déficit no bajaría en ese horizonte del tope del 3 % fijado por las reglas europeas (en 2023 se disparó hasta el 5,5 %).

En la segunda vuelta de las legislativas celebrada este domingo, el Nuevo Frente Popular (NFP) que reúne a la izquierda se convirtió en la primera fuerza política con 182 escaños, muy por debajo de los 289 necesarios para la mayoría absoluta.

Los cuatro partidos que componen esa coalición han reclamado al presidente francés, Emmanuel Macron, que nombre como primer ministro al candidato que tienen intención de presentarle esta semana para formar Gobierno y aplicar el programa con el que se presentaron a los comicios.

Un programa que había suscitado un firme rechazo entre los empresarios porque prevé, entre otras cosas, una subida inmediata del 14 % del salario mínimo hasta 1.600 euros netos mensuales, la anulación de la reforma de las pensiones que retrasa la edad mínima de jubilación a los 64 años o un programa de aumento masivo del gasto público (100.000 millones de euros en 2025 y 150.000 en 2027).

Todo eso financiado con más gravámenes a las empresas, el restablecimiento del Impuesto sobre la Fortuna (ISF) que suprimió Macron al llegar al poder en 2017 y un alza de la fiscalidad para los rendimientos del capital.

El ministro en funciones de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, que lleva en el cargo desde que Macron llegó al Elíseo, advirtió en su cuenta de X de un riesgo de "crisis financiera" y de "declive económico" si el NFP llega al poder y aplica su programa.

La principal patronal, Mede,f también lanzó un mensaje al presidente para que haga "una apuesta por el país más que por los intereses de los partidos.

En un comunicado, el Movimiento de Empresas de Francia (Medef) afirmó que las principales promesas electorales del NFP "tendrían indudablemente efectos recesivos y hundirían a Francia en una crisis económica profunda y duradera".

Macron, que constitucionalmente tiene potestad para elegir al primer ministro, aunque luego éste debe responder ante la Asamblea Nacional que le puede destituir si se vota una moción de censura en su contra, ha decidido esperar a que se constituya la cámara para comprobar el equilibrio de poderes y posibles combinaciones.

Lo que ha quedado claro que el presidente no tendrá que nombrar a un primer ministro de la Agrupación Nacional (RN) tras la sorpresa de sus resultados, ya que en contra de las expectativas que se plantearon en las últimas semanas ha quedado relegada a la tercera posición en la nueva Asamblea Nacional.

Con 143 escaños, el partido de Marine Le Pen ha logrado el avance más importante de todos los de la cámara (tenía 89 en la saliente) pero no podrá gobernar y por tanto no podrá poner en práctica medidas que tampoco gustaban a los mercados, como la anulación de la reforma de las pensiones o la nacionalización de las autopistas.

La Bolsa francesa no tuvo una tendencia clara este lunes y su índice general terminó con un descenso del 0,63 % tras haber estado subiendo pero de forma ligera durante buena parte de la jornada.

Entre los ganadores del día estuvieron concesionarios de autopistas como Vinci (+0,43 %) o Eiffage (1,01 %), pero también el fabricante de motores aeronáuticos Safran (+1,53 %) y la farmacéutica Sanofi (1,28 %). EFE

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