Empieza el juicio al líder de una secta keniana acusado de matar a más de 430 personas

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Nairobi, 8 jul (EFE).- El juicio al líder de la secta que supuestamente persuadió en el sureste de Kenia a más de 430 personas a ayunar hasta morir para encontrarse con Jesucristo, Paul Mackenzie, comenzó este lunes en un tribunal con las declaraciones de testigos.

Mackenzie, que se enfrenta a acusaciones de terrorismo, asesinato de 191 niños y homicidio involuntario de al menos 238 personas, compareció ante el tribunal de Shanzu, de la ciudad costera de Mombasa (sur), donde declararon varios testigos, según informaron este lunes medios locales.

Entre ellos, declaró un testigo protegido después de que los periodistas fueran retirados de la sala para preservar su identidad.

Tanto el líder religioso de la secta como los 94 coacusados, entre ellos su esposa, se enfrentan a los mismos cargos y se declararon inocentes en una audiencia celebrada en enero.

A principios del pasado junio, las autoridades de Kenia reanudaron las exhumaciones de cuerpos de la masacre de una secta con más de 400 víctimas a las que, presuntamente, persuadió para ayunar hasta la muerte con el objetivo de encontrarse con Jesucristo.

El hallazgo de siete nuevos cuerpos en cuatro fosas comunes en el bosque de Shakahola (sureste de Kenia), lugar de la tragedia, situó la cifra total de cadáveres recuperados en 436.

Hasta el momento, las autoridades kenianas han logrado reconocer y entregar a sus familias 34 de los 436 cadáveres de las víctimas.

El pasado 14 de marzo, un tribunal negó la libertad bajo fianza a Mackenzie, detenido el 14 de abril de 2023 y presunto responsable de la llamada "masacre de Shakahola".

El líder religioso supuestamente convenció a los fieles de su iglesia para ayunar hasta morir, bajo la promesa de que así se encontrarían con Jesucristo.

Las autopsias realizadas posteriormente, sin embargo, mostraron que, además de los rastros de inanición en todos los cuerpos, algunos tenían también signos de estrangulamiento y asfixia.

Las investigaciones de la Policía apuntan a que los fieles eran forzados a seguir con el ayuno aunque quisiesen abandonarlo.

En un informe publicado el pasado marzo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR), una institución autónoma pero financiada por el Estado, denunció que las fuerzas de seguridad de ciudad de Malindi, próxima al bosque, ignoraron "informes creíbles que podrían haber impedido la masacre".

El pasado 31 de enero, el Ministerio de Interior de Kenia calificó a la secta de Mackenzie, la Iglesia Internacional de la Buenas Nuevas, como un grupo criminal organizado. EFE

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