Asunción, 6 jul (EFE).- El Mercado Común del Sur (Mercosur) celebrará el lunes una cumbre de jefes de Estado en la que Paraguay transferirá a Uruguay la presidencia rotatoria de este mecanismo, sin que se hayan logrado avances visibles con la Unión Europea (UE) para cerrar un tratado comercial que ambos bloques negocian desde hace casi un cuarto de siglo.
El impulso que el líder brasileño Luiz Inácio Lula da Silva buscó imprimir a la discusión para finiquitar el acuerdo alcanzado en 2019 se diluyó en los últimos seis meses.
Fue un semestre marcado por las protestas de agricultores europeos, la crispación que ha causado entre productores suramericanos la entrada en vigor el próximo año del reglamento 1115 de la UE -que busca cerrar ese mercado a productos vinculados con actividades de deforestación- y por las elecciones para el Parlamento Europeo, de comienzos de junio.
Antes de asumir el testigo de la presidencia pro tempore, el mandatario paraguayo, Santiago Peña, anticipó que la discusión con el Viejo Continente no era su prioridad y mostró, en cambio, mayor apertura hacia otros mercados.
"No estamos avanzando con la rapidez que quisiéramos", reconoció en junio pasado Peña, consultado por periodistas sobre las negociaciones entre la UE y el bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y más recientemente Bolivia.
El mandatario fue más allá y admitió que "genuinamente" no ve "las condiciones" para la firma del acuerdo.
La UE y el Mercosur llegaron en 2019, luego de dos décadas de acercamientos, a un acuerdo de asociación que dejó pendiente algunos aspectos técnicos que debían ser abordados el año pasado.
Las discusiones se complicaron con la aparición de nuevas demandas y las exigencias europeas en materia ambiental, que para el Mercosur son "inaceptables".
Los desacuerdos en la mesa pasaron a segundo plano cuando agricultores europeos sacaron a las calles sus tractores para protestar en contra de mayores cargas administrativas, la imposición de determinadas medidas ambientales y las importaciones de terceros países que no cumplen las normas de producción europeas.
Las movilizaciones se extendieron por Bélgica, España, Portugal, Italia o Francia, entre otros.
Del otro lado del Atlántico, los productores, en particular en países como Paraguay, se quejaron por los requisitos establecidos en el reglamento 1115, que a partir del 1 de enero de 2025 buscará restringir la entrada de productos que incumplan las normas sobre deforestación y la legislación de cada país en aspectos como el uso de suelo, por ejemplo.
La exigencia se aplicará a los importadores de los 27 países y no a los productores, según han aclarado portavoces europeos.
En el caso paraguayo, la normativa ha dividido las opiniones de los gremios de producción y algunos exigen respeto a la soberanía y a las leyes locales.
El reglamento regirá para productos locales como carne, soja, cacao, café, palma aceitera, madera y caucho.
Antes de concluir el semestre de su presidencia por tempore, Paraguay impulsó, entre otros, acercamientos con Emiratos Árabes Unidos y Japón.
El país árabe y Mercosur protagonizaron, entre el 2 y el 4 de julio, la primera ronda de negociaciones para un acuerdo de libre comercio, que tuvo como escenario la ciudad paraguaya de Luque.
Las discusiones concluyeron "con avances significativos y un panorama favorable para la firma de un eventual acuerdo", informó la Cancillería paraguaya, que describió como "intensas" las negociaciones entre grupos técnicos de Acceso a Mercado de Bienes, Reglas de Origen, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Obstáculos Técnicos al Comercio y Servicios.
Con la llegada de Uruguay a la cabeza del Mercosur es probable que tome un nuevo aire la aspiración de Montevideo de avanzar hacia un acuerdo de comercio con China.
Esa posibilidad no ha sido descartada por Brasil, que se ha mostrado a favor de respaldar un posible acercamiento, pero no de forma individual sino como el bloque de integración que nació en Asunción hace ya más de tres décadas.
Laura Barros
Asunción, 6 jul (EFE).- Asunción acogerá este lunes la cumbre de jefes de Estados del Mercosur, sin la presencia del gobernante argentino, Javier Milei, con la participación como invitado del recién posesionado mandatario panameño, José Raúl Mulino, y el interés renovado de China de negociar con este bloque de integración.
La reunión semestral para el traspaso de la presidencia rotatoria, esta vez de manos de Paraguay a Uruguay, se celebrará después de que Bolivia sancionó el protocolo de adhesión al Mercado Común del Sur (Mercosur) y de que ese país lograra sofocar un intento de golpe de Estado.
El encuentro presidencial tendrá lugar luego de las deliberaciones que sostendrán el domingo los cancilleres y ministros de Economía reunidos en el Consejo del Mercado Común del Mercosur (CMC), instancia que sesionará tras los encuentros preparatorios del viernes y sábado.
Pero quizás nunca como ahora el entorno en el Cono Sur se muestra tan diverso y marcado por la polémica.
A la capital paraguaya se espera acudan los gobernantes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Bolivia, Luis Arce; Uruguay, Luis Lacalle Pou, y el anfitrión paraguayo, Santiago Peña.
Mulino dio la sorpresa este jueves al adelantar que se desplazará hasta la capital paraguaya para participar -por invitación de Peña- en la cena del domingo durante la Cumbre del Mercosur. El dirigente argumentó que su visita que es parte del interés de Panamá de "dar los primeros pasos de acercamiento" al Cono Sur.
El gran ausente físicamente será Milei, aunque dejó instaladas sendas controversias con Lula y Arce.
Lula reflotó a mediados de junio, en una entrevista con el portal UOL, las palabras que soltó en plena campaña electoral su homólogo del sur, en la que lo tildó de "corrupto" y le trató en forma despectiva de "comunista".
El líder brasileño consideró que Milei le debe "disculpas" por las "tonterías".
"¿Desde cuándo hay que pedirle perdón por decir la verdad?", respondió Milei en una entrevista en el canal LN+.
Lejos de retractarse, el mandatario libertario ratificó sus palabras horas antes de embarcarse hacia Brasil para asistir a la Conferencia de Política de Acción Conservadora, donde se reunirá con el expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022), rival político de Lula.
El Gobierno de Milei también dirigió sus críticas contra Arce, al repudiar en un comunicado "la falsa denuncia de golpe de Estado" formulada por Bolivia el pasado 26 de junio.
Pese al rechazo de La Paz, Milei insistió en criticar "el fraude montado en Bolivia".
Con posiciones prácticamente irreconciliables, es casi cantado el malestar durante las plenarias del Mercosur en Asunción, aunque no se anticipa que la retórica se traduzca en acciones que afecten la relación comercial.
Otro actor que volverá a sobrevolar en la reunión del Mercosur es China.
El gigante asiático inició el año pasado unas conversaciones con Uruguay en torno a la posibilidad de rubricar un Tratado de Libre Comercio (TLC), pese a que Mercosur no permite que sus miembros negocien por fuera del bloque.
A finales de junio último, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quien ejercerá la presidencia pro témpore en este semestre, anticipó su interés de "preparar el terreno" para su sucesor en la cumbre del Mercosur, ya que su mandato fenece en 2025.
"Hay que preparar el terreno al presidente que venga para insistir en que el Mercosur tiene que ser más flexible", defendió el mandatario, quien ha insistido en que el bloque regional debe "abrirse al mundo".
Brasil, que de la mano de Lula ha estrechado los vínculos con China, se ha dicho dispuesto a apoyar la apertura de negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y China, como propone Uruguay, siempre y cuando estén bajo el paraguas del bloque suramericano.
El interés de China supone un dilema para Paraguay, que es el único país de Sudamérica que mantiene lazos diplomáticos con la isla, aunque ello no impide que la potencia asiática sea uno de los principales proveedores de las importaciones del país sudamericano.