Los múltiples riesgos de los embarazos en las adolescentes en la Amazonía peruana

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San Lorenzo (Perú), 5 jul (EFE).- Las comunidades de la selva peruana desafían las tendencias y, por sus verdes calles, hay más niños que adultos. Pero las altas tasas de natalidad esconden elevadas cifras de maternidad entre adolescentes, unos embarazos de riesgo tanto para el bebé como para la joven gestante, que desafían su salud y futuro.

Alicia dejó su pueblo cuando quedó embarazada y se fue a vivir a la casa de madera de la familia de su novio, en la comunidad shawi de San Juan de Sasipahua, en el norte de Perú. Con 16 años, sostiene a su bebé de dos meses mientras pasea por la habitación bajo la mirada de su suegra.

El inicio de la actividad sexual en las zonas de selva es más temprano que en el resto del país y da lugar a numerosos embarazos en adolescentes, algo que debilita la salud de las chicas, que en zonas pobres como la provincia del Datem del Marañón, ya está deteriorada.

"En el Datem del Marañón el número de casos de embarazo adolescente es particularmente alto en relación al resto del país. Esto puede traer consecuencias no solamente para el niño, sino también para la madre. Una niña que no ha terminado de su desarrollo físico tiene mucha mayor dificultad para alojar a un bebé dentro de su cuerpo", dice a EFE Carlos Zegarra, médico y especialista en salud de Unicef Perú.

En este sentido, desde una comunidad cercana a la de Alicia, agregó que las complicaciones en el embarazo en adolescentes son mucho más frecuentes, como un mayor riesgo de muerte materna, de sangrados, y de problemas al momento del parto.

La obstetra Blanca Guerra cuenta que es muy común que las madres adolescentes de esta zona tengan anemia y la transmitan al bebé.

Tras dar a luz, deben enfrentarse al reto de recuperar niveles de hierro y calcio muy altos que no suelen alcanzar por una alimentación pobre y baja asistencia médica.

Además, Zegarra añadió que en el caso del recién nacido hay también más problemas, por ejemplo, un bajo peso al nacer, un pobre desarrollo cerebral y de los órganos, un mayor número de anomalías fetales, mayor porcentaje de anemia o de deficiencias de otros nutrientes.

En esta provincia de la Amazonía peruana, chicas como Alicia dejan el colegio al quedarse embarazadas y ya es muy complicado que lo retomen en el futuro, lo que corta su carrera profesional y continúa la cadena de pobreza.

"Se limita el desarrollo profesional de una mujer, que no puede continuar sus estudios, es una carga familiar y, usualmente, son familias que viven permanentemente o se eternizan en la pobreza", añade Zegarra.

En uno de los barrios anexos a San Lorenzo, la capital provincial, Viviana, de casi 18 años, recibe la visita de un agente comunitaria que le informa de los riesgos de alerta en la gestación y la alimentación que debe consumir en los próximos meses para cuidar de ella y el bebé en camino.

La adolescente, embarazada de tres meses, acabó la educación secundaria justo antes de enterarse que esperaba un bebé, y cuenta a EFE que quiere ser enfermera y que espera comenzar sus estudios cuando su bebe tenga un año.

Mientras acaricia su incipiente tripa, Viviana cuenta que el padre de su hijo es su novio desde el colegio, pero las primas que le acompañan, menores que ella y con bebés en los brazos, no cuentan con la presencia de los padres de sus retoños.

Las enfermeras que trabajan en estas comunidades lamentan a EFE que la desinformación sobre salud, enfermedades de transmisión sexual y anticonceptivos es muy alta en la zona, y que mitos culturales juegan en contra de las mujeres.

Explican que es común encontrar a chicos que no quieren que su pareja use métodos anticonceptivos y que muchas veces ellas acuden en solitario a postas de salud sin que sus parejas se enteren, puesto que no quieren ser madres o no quieren tener más hijos.

"Estamos trabajando con los agentes comunitarios de salud para tratar de concienciar y enseñar a las familias los riesgos que implica que una adolescente pueda quedar embarazada, y en las escuelas hemos dado charlas a adolescente sobre los métodos anticonceptivos y la mejor manera de retrasar el embarazo a una edad temprana", agrega Zambrano.

La organización desarrolla un proyecto en Datem del Marañón de protección de la salud de niños, adolescentes y gestantes, y también se enfoca en mostrar a las jóvenes que hay momentos para todo en la vida y que es preferible esperar a ser madres, pero siempre con respeto a su cultura.

"Se trabaja con ellos sobre planificación, sobre los métodos, respetando su cultura, porque ellos tienen la idea y la creencia de que si le das una pastilla, por ejemplo, para que se cuiden las adolescentes que ya iniciaron su vida sexual activa, que les va a hacer daño. Entonces hay que saber llegar, hay que saber hablar, hay que saberlos escuchar", indica Guerra junto a la casa de Alicia, que consuela a su bebé.

Paula Bayarte

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