La campaña de Sunak: una serie de catastróficas desdichas

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Londres, 3 jul (EFE).- La campaña electoral en el Reino Unido se abrió con la imagen del primer ministro, Rishi Sunak, empapado bajo el diluvio, pero eso solo fue el principio de una serie de errores e infortunios que han empujado a los conservadores al borde del desastre.

Las perspectivas para Sunak ya no eran buenas cuando convocó las elecciones por sorpresa a finales de mayo. Todas las encuestas lo situaban a una distancia irrecuperable del laborista Keir Starmer, pero los 'tories' (conservadores) fiaron sus esperanzas a una remontada en la campaña.

Un solo momento, el del anuncio de las elecciones, bastó para sentar el tono de la que algunos expertos consideran como una de las campañas más catastróficas de la historia británica.

Mucho ha dado que hablar la decisión de Sunak de desafiar a los elementos y salir al atril delante de su residencia de Downing Street mientras caía un aguacero para anunciar el adelanto de los comicios.

El 22 de mayo, el líder 'tory' decidió que su mejor posibilidad de ganar unas elecciones que se presentaban cuesta arriba era pillar a contrapié a todo el país, pero las cámaras retrataron a un primer ministro empapado de la cabeza a los pies. La metáfora no podía haber sido menos sutil.

Su contrincante Starmer, que optó por una puesta en escena bajo techo y delante de banderas del Reino Unido, se anotó su primer tanto en el minuto uno.

A última hora del 6 de junio, la comitiva de periodistas que sigue a Sunak en campaña y que se había desplazado a Normandía por las celebraciones del 80 aniversario del Día D comenzó a preguntarse en su chat común: "¿Dónde está el primer ministro?".

La respuesta es que Sunak ya no estaba allí. Se había ido de Francia sin esperar al final de los actos para dar una entrevista televisada en el Reino Unido.

Pese a que posteriormente pidió perdón por ese "error" de juicio, su marcha se vivió como un ultraje a los veteranos de la II Guerra Mundial y a las Fuerzas Armadas.

Peor aún, la foto del momento inmortalizó a su ministro de Exteriores, David Cameron, junto a los líderes de Estados Unidos, Joe Biden, Francia, Emmanuel Macron, y Alemania, Olaf Scholz.

Sunak es retratado a menudo como una persona alejada de la realidad del ciudadano común, pues junto a su esposa son dueños de una enorme fortuna y además recibió una privilegiada educación en el centro privado Winchester College, uno de los más elitistas del país.

Por eso, cuando citó que una de sus grandes privaciones durante la infancia fue no tener acceso a la plataforma privada de televisión Sky, eso retumbó en muchos oídos.

"Había todo tipo de cosas que habría querido como niño que no pude tener. Como es sabido, Sky TV, que es algo que nunca pudimos tener cuando estábamos creciendo", dijo en una entrevista con el canal ITV.

Cuando los medios británicos destaparon en plena campaña que uno de los asesores más cercanos a Sunak, Craig Williams, estaba siendo investigado por la Comisión del Juego por una apuesta sobre la fecha de las elecciones, se abrió una caja de Pandora que apenas se ha podido cerrar.

La revelación sobre Williams, a quien le fue retirado el apoyo del partido en las elecciones, precedió a otras como las de la también candidata Laura Saunders -casada con el director de campañas de los 'tories', Tony Lee- o el jefe de datos de la formación, Nick Mason.

Hasta cinco conservadores están siendo investigados por un escándalo que ha salpicado incluso a la Policía, con siete agentes, incluido uno del servicio de escolta del primer ministro, bajo sospecha.

Resignados a su suerte, Sunak y los suyos han optado por reconocer en público que el Partido Conservador puede estar abocado a uno de los mayores desastres electorales de su historia.

Por eso, en un derrotismo muy poco frecuente en una campaña electoral, han concentrado sus llamamientos en evitar una 'supermayoría' como la que dan los sondeos a los laboristas.

Tras otros deslices como visitar el barrio del hundido Titanic, en Belfast, o preguntar en Gales si la gente estaba emocionada por la Eurocopa, cuando la selección galesa no participa, Sunak gestiona ahora expectativas para que cualquier cosa que no sea una derrota aplastante pueda ser vendida como un mal menor.

Enrique Rubio

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