Israel conecta una planta desalinizadora de Gaza con su red eléctrica para reactivar sus operaciones

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Las autoridades de Israel han iniciado este martes trabajos para conectar una planta desalinizadora en la Franja de Gaza con su red eléctrica, según han indicado el Ejército y el Coordinador de Actividades del Gobierno en los Territorios (COGAT), la autoridad militar israelí encargada de los territorios palestinos, la primera acción de este tipo tras cerca de nueve meses de ofensiva y cerco contra el enclave. El Ejército ha señalado que "los ojos del mundo, y ciertamente los de Estados Unidos, estaban centrados en la cuestión de sobre cómo gestionar los aspectos civiles y humanitarios de la operación en Rafá" y ha explicado que el objetivo es hacer que la central sea operativa para "dar agua potable" a la zona. "Este agua está destinada a la higiene y la prevención de enfermedades, que podrían en peligro a nuestros soldados y a nuestros rehenes", ha manifestado, mientras que el COGAT ha agregado que estos trabajos cuentan con el visto bueno de las autoridades, según ha recogido la cadena de televisión Arutz Sheva. Residentes en la Franja de Gaza han indicado en declaraciones concedidas a la agencia palestina de noticias WAFA que la Compañía Eléctrica de Gaza ha empezado a trabajar en la zona de la carretera de Saladino, al oeste de la ciudad de Deir al Balá (centro), para reiniciar los trabajos de la planta desalinizadora. Por su parte, el ministro de Finanzas de Israel, el ultranacionalista Bezalel Smotrich, ha recalcado que las autoridades "han perdido completamente la cabeza". "Estamos rehabilitando Gaza con nuestras propias manos, antes del desarme, y principalmente los hospitales, centros de terrorismo", ha argumentado. Así, ha pedido al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que "detenga esta estupidez". "Esta vez no será posible decir que no lo sabíamos, como con la liberación del comandante terrorista de Al Shifa", ha dicho en su cuenta en la red social X, en referencia a la liberación del director del Hospital Al Shifa, Mohamad abú Salmiya, liberado el lunes tras más de siete meses detenido. La Franja de Gaza se encuentra sumida en una grave crisis humanitaria a causa de la ofensiva militar desatada por Israel contra el enclave tras los ataques perpetrados el 7 de octubre por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y otras facciones palestinas, que dejaron unos 1.200 muertos y cerca de 240 secuestrados. Tras los ataques, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anunció "un cerco total" a Gaza y prometió que no habría "electricidad, agua ni gas" para la población, lo que derivó en denuncias contra él y el resto del Gobierno por posibles crímenes de guerra y contra la humanidad en el marco de la ofensiva. De hecho, el fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional (TPI), Karim Khan, ha pedido que se emitan órdenes de arresto contra Netanyahu, Gallant y los principales líderes de las ramas política y armada de Hamás, algo criticado duramente por parte de Israel y su principal aliado, Estados Unidos. Las autoridades de Gaza, controladas por Hamás, han denunciado hasta la fecha más de 37.900 muertos, a los que se suman más de 550 palestinos muertos en Cisjordania y Jerusalén Este en operaciones por parte de las fuerzas israelíes o en ataques perpetrados por colonos.

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