El laberinto abstracto de Swiatek

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Manuel Sánchez Gómez

Londres, 30 jun (EFE).- Dominadora absoluta del circuito y con un currículum en tierra batida impecable, con cuatro títulos en Roland Garros, Iga Swiatek transiciona a la hierba con la incógnita en su cabeza de si este será por fin el año que consiga domar la superficie y lograr el título que espante sus fantasmas en Wimbledon.

La polaca, número uno del mundo, volvió a reinar en París, donde atesora cuatro títulos, pese al susto que se llevó en segunda ronda ante Naomi Osaka cuando tuvo que salvar punto de partido. Solventado el sobresalto, Swiatek arrasó con su quinto Grand Slam y comenzó ya a recibir preguntas sobre el siguiente reto.

"Creo que es difícil que se me considere una tapada en algún torneo, pero yo siento que tengo que centrarme en ser una mejor jugadora aquí y aprender cómo jugar mi mejor tenis en hierba, sin pensar en las expectativas porque sea la número uno. Wimbledon siempre ha sido un torneo abstracto para mí. Entendí de verdad lo que significa cuando jugué el júnior aquí, porque era difícil darte cuenta al verlo solo por televisión", dijo la polaca este fin de semana.

Su tope de los cuartos de final en este torneo es una mochila de la que espera descargarse este año y a la que ayuda el hecho de que en los últimos siete Wimbledon han ganado siete tenistas diferentes. No hay una tenista que destaque sobre el resto en estas pistas y las últimas campeonas tienen cada una sus dudas particulares.

Elena Rybakina, vencedora en 2022, se bajó del torneo de Berlín hace una semana por enfermedad, aunque ha podido entrenarse sin mayores problemas estos días en el All England Club, Marketa Vondrousova, ganadora en 2023, no ha vuelto a jugar una final desde que levantara este título y a este Wimbledon llega con un triunfo en hierba.

Ni siquiera Aryna Sabalenka y Ons Jabeur dan garantías este año, la primera, quejada de problemas en el hombro al sacar, y la segunda con las dos finales perdidas como gran pero a su carrera deportiva. La tunecina, tras las derrotas ante Rybakina y Vondrousova, lucha contra la sensación de que sus mejores oportunidades ya se fueron, mientras que la bielorrusa aseguró no estar al 100 %, no poder sacar sin dolor e incluso puso en duda su participación en el torneo.

"Siempre existe una posibilidad de que no pueda jugar", dijo la ganadora del pasado Abierto de Australia y que tiene como límite las semifinales aquí.

Wimbledon es también una oportunidad para que Coco Gauff pegue un salto en el torneo en el que brilló en 2019, con apenas 16 años. La estadounidense ya es ganadora de Grand Slam, al triunfar en el pasado US Open, y ha alcanzado por lo menos las semifinales en el resto de 'majors', a excepción de Wimbledon, donde nunca pasó de la cuarta ronda.

En cuanto a las españolas, el sorteo ha sido durísimo y ha puesto contra las cuerdas sus posibilidades de llegar lejos aquí. La que peor fortuna tuvo fue Jessica Bouzas, que debutará este martes en la pista central frente a Vondrousova, mientras que a Sara Sorribes le tocó Jasmine Paolini, finalista de Roland Garros y que ha transicionado bien a la hierba al hacer semifinales en Eastbourne.

Cristina Bucsa jugará contra Ana Bogdan y Rebeka Masarova hará lo propio con la rusa Liudmila Samsonova, reciente ganadora en 's-Hertogenbosch.

Paula Badosa, la única que sabe lo que es hacer octavos aquí, se medirá a Karolina Muchova, a priori uno de los huesos del sorteo, pero la checa no ha competido apenas en diez meses, volvió a jugar la semana pasada en Eastbourne y se retiró del torneo tras dos partidos. Después de hacer cuartos en Bad Homburg, su mejor resultado en hierba, Badosa tiene una buena oportunidad para recuperarse sensaciones y puntos antes de la gira estadounidense, donde se le acabará el ránking protegido. EFE

msg/jag

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