Ciudad de México, 28 jun (EFE).- La comunidad LGBTI de México llega al Día del Orgullo con la seguridad y la protección a sus vidas como los principales reclamos para el Gobierno entrante de Claudia Sheinbuam, en medio de una ola de decenas de asesinatos de odio, en particular de personas trans y de género no binario.
Al menos 31 personas LGBTI han muerto por crímenes de odio en lo que va del año, de las que 28 eran mujeres trans, según la organización Letra Ese, y México es el segundo país de la región más violento para la diversidad sexual, de acuerdo con la Fundación Arcoíris.
"El tema principal siempre va a ser seguridad porque Latinoamérica y México son una región muy violenta con las mujeres, y siempre es eso un indicador: si el lugar es violento para las mujeres, es violento para la comunidad LGTBI", expresa Alex Orué, activista de género no binario de la asociación It Gets Better, a EFE.
Un llamado de alerta fue el asesinato en noviembre pasado de Ociel Baena, conocido como 'le magistrade' por ser la primera persona de género no binario en ocupar un cargo como jurista electoral y en obtener un pasaporte con esta identidad en México.
“Nos unió, nos despertó otra vez el sentido de comunidad y nos hizo salir a las calles para luchar por quienes somos, por nuestra existencia, por nuestra visibilidad, por nuestra vida. Y creo que no hay nada más poderoso que eso, que el luchar por la vida", señala Lucía Riojas, exdiputada federal y activista abiertamente lesbiana.
La ola de violencia se extendió hasta 2024 con el asesinato de cinco personas trans en los primeros 15 días del año, lo que ha derivado en protestas en las calles, frente al Palacio Nacional y las fiscalías.
"Uno de los principales (retos) es creer que ya todo está bien. Desafortunadamente, el asesinato de le magistrade Ociel el año pasado nos demostró que no. (Era) una figura pública tan reconocida entre la comunidad y lo que pasó para todos creo que fue algo muy impactante", comenta Emiliano Contreras, creador de contenido LGBTI.
El Día del Orgullo este viernes y la marcha de la diversidad de este sábado en Ciudad de México también están marcados por el contexto político, pues el 2 de junio la oficialista Sheinbaum resultó la primera mujer presidenta electa de México.
Pero en el colectivo LGTBI hay escepticismo ante su llegada al poder, el 1 de octubre, tras la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, quien se asume de izquierdas pero está acusado de ser conservador social.
Riojas advierte de que "además de pendientes, existen algunos riesgos", pues "hay perfiles cercanos" a la futura mandataria que "son transexcluyentes" y hay episodios de represión como el de la marcha del Día de la Visibilidad Trans el 31 de marzo, cuando policías capitalinos gasearon a manifestantes.
Por ello, cuestiona que "el Gobierno que viene, ya con Claudia como presidenta, se dice feminista, ¿pero qué quiere decir eso?".
¿Cómo respondieron el Gobierno de la Ciudad de México y el federal frente a esas expresiones (de las personas trans)? Con represión, golpes y maltrato. Me parece que una cosa son las palabras que se dicen y otras cosas son las acciones, lo que realmente sucede y cómo trata el sistema a la comunidad", indica.
En tanto, Orué resalta que "la lista de pendientes es muy larga porque lo único que pudo quitarse de esa lista es el matrimonio igualitario", pero faltan leyes en todo el país para reconocer por simple vía administrativa la identidad de personas trans y de género no binario.
También reconoce hitos de este año, como prohibir las 'terapias de conversión' para personas LGTBI, aunque lamenta que las políticas en México sean punitivas en vez de preventivas.
"Espero que las administraciones que lleguen, tanto la federal como las estatales, tengan eso en mente. Pero, lamentablemente, la clase política está condicionada únicamente a acciones que les den la foto, la inmediatez del éxito, a que se cuelguen la medalla", termina.