Londres, 27 jun (EFE).- El duque de Sussex afirmó que "no es sostenible" suprimir "para siempre" sentimientos de duelo por la muerte de un ser querido durante una emotiva conversación sobre este tema con una organización benéfica británica.
El príncipe Enrique, hijo menor del rey Carlos III, conversó con Nikki Scott, la fundadora de 'Scotty's Little Soldiers', una organización que ayuda a familiares de militares en este país a afrontar la pérdida de un ser querido, en un encuentro grabado en vídeo y divulgado hoy por medios locales.
En él, el duque, que solo tenía 12 años cuando perdió a su madre, Diana de Gales, en un trágico accidente de tráfico en París, opina sobre los mecanismos para afrontar la muerte de un ser querido.
"Te convences a ti mismo de que la persona que has perdido quiere o necesita que tú estés triste durante el mayor tiempo posible para demostrarles que se les echa de menos", opina Enrique.
"Pero entonces te das cuenta de que no, ellos deben querer que seas feliz", agrega.
En el vídeo divulgado por la citada organización, Scott, de Norfolk (Inglaterra), también recuerda el momento en que ella misma tuvo que contarle a su hijo, en 2009, que su esposo había sido asesinado en Afganistán, donde también sirvió el duque de Sussex.
"Le destrozó su mundo. Fue lo peor. ¿Cómo le cuentas esto a un niño de cinco años?", afirma Scott.
Enrique, embajador de esa organización, en la que ha colaborado en eventos destinados a niños, describe lo difícil que es hablar sobre los sentimientos de pérdida.
"Eso es lo más duro, especialmente para los niños, que es 'no quiero hablar de ello porque me pondrá triste'. Pero una vez te das cuenta de que si hablas de ello, y celebras su vida, entonces en realidad las cosas se vuelven las fáciles", observa el duque.
Según Enrique, "si suprimes esto durante demasiado tiempo, no lo puedes suprimir para siempre, no es sostenible y te comerá por dentro".
El duque vive actualmente en Estados Unidos con su esposa, Meghan, y sus dos hijos pequeños, Archie y Lillibet, y mantiene una tensa relación con su padre, el monarca británico, quien sigue un tratamiento para un cáncer no especificado, así como con su hermano mayor, Guillermo.