Milei "movió el avispero" al intentar resolver el problema de los trabajadores pobres

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Verónica Dalto

Buenos Aires, 25 jun (EFE).- El Gobierno de Javier Milei aplicó un fuerte ajuste para bajar la inflación, lo que hizo que la actividad económica se resintiera y el desempleo aumentara. Pero el verdadero problema en Argentina es que la mitad de los trabajadores es pobre y es necesario de su pragmatismo para volverlos más versátiles y adaptarlos al siglo XXI, aseguran los expertos.

Milei "movió el avispero", porque desde el fin de la pandemia hasta las elecciones presidenciales de diciembre de 2023 se veía que "aumentaba la informalidad, que caían los salarios y que se desplomaba la economía y aumentaba la inflación. Pero nadie hacía nada, era desesperante", describe a EFE el decano Ejecutivo de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, Darío Judzik.

A poco de asumir, en diciembre pasado, Milei publicó un decreto desregulando el mercado de trabajo, pero los sindicatos lograron frenarlo en la Justicia y ahora tiene en trámite en el Congreso una ley que incorpora ese contenido, aunque más liviano de lo que pretendía, pero todavía genera resistencias en parte de la clase política.

"El Gobierno tiene una visión muy conservadora", pero había que "tratar de romper un statu quo que está llevando a un mal escenario", considera Judzik, en tanto "el debate público y democrático que filtra las iniciativas hacia una versión consensuada, da más posibilidades de que sea algo duradero en el tiempo" si la Administración siguiente tiene otra ideología.

"Hay que ir probando cosas", afirma, en vez de "seguir forzando un statu quo en una Argentina que laboralmente en los últimos diez, veinte años se va deteriorando", defendido por sindicatos, organizaciones sociales, dirigentes políticos y empresarios: "Es tan complicado y hay tantos intereses contrapuestos, que no se hace nada".

Aunque la tasa de desempleo en Argentina haya subido a un 7,7 % en el primer trimestre del año -su máximo nivel desde 2021- por una actividad que cayó un  5,1 % en el primer trimestre, un problema "más grave" en Argentina es la alta incidencia de la precariedad laboral.

"La desocupación en un mercado laboral como el de Argentina es la punta del iceberg", indica el doctor en Economía Aplicada refiriéndose al hecho de que la fuerza laboral esta agrupada en tres tercios: salariados registrados, trabajadores informales y cuentapropistas (también llamados monotributistas).

"Los únicos que están protegidos" por la legislación "corresponden a ese tercio que es asalariado y registrado" y "la mayoría de las reivindicaciones laborales" favorece "a ese tercio más privilegiado", explica Judzik en momentos en que el Congreso debate si hay que volver a gravar los salarios con el impuesto a las ganancias (rentas).

La precariedad de los otros dos tercios de la fuerza laboral ya era "un problema" cuando la desocupación era de un dígito.

"Con la aceleración de la inflación de 2023 (211,4 %), desarrollamos el concepto de trabajador ocupado pobre (...), cuando la pobreza tradicionalmente estaba muy asociada a la desocupación", señala.

"No es un problema de ocupado-desocupado, es un problema de que la mitad de los ocupados trabaja en malas condiciones", insiste, y prevé que no habrá generación de empleo con buen ingreso y buenas condiciones laborales "hasta que no haya crecimiento económico".

"Sin duda" Argentina necesita "modernizar" su marco normativo del trabajo, dice Judzik, porque la ley de Contrato de Trabajo fue creada en los años setenta y tiene la lógica de la posguerra.

La realidad hoy en Argentina es que el 80 % de los puestos de trabajos los generan las Pymes, y es necesario darles alguna opción que les alivie "las cargas", subraya.

"Si vos generás regulación más flexible, pero hay recesión, no vas a generar nada tampoco", asegura.

 

Mano de obra poco versátil 

Milei pretende generar las condiciones adecuadas para que la actividad "explote" atrayendo inversiones, al tiempo que está reduciendo el numero de empleados públicos, un factor que se suma al aumento de los que pierden el empleo por el cambio de régimen.

"En otras economías hay mayor versatilidad de la mano de obra" que en la argentina, explica Judzik.

"Hay que trabajar con las habilidades y las capacidades laborales" para que sean "más amplias" y las personas "puedan trabajar en distintos sectores" e "ir pensando en un cambio cultural".

Una de las salidas es que la población trabajadora no siga concentrándose en la capital y la zona metropolitana de Buenos Aires, sino que vaya buscando "oportunidades de ocupación" en otras "geografías", propone este académico.

Argentina gasta poco en "políticas activas de mercado de trabajo" para generar "habilidades para el mundo laboral del siglo XXI", sostiene.

Según el decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, el presidente Milei está fascinado con la inteligencia artificial (IA) y busca que las grandes tecnológicas inviertan en una Argentina que promete con menos regulaciones, pero se prevé que esa tecnología destruya empleos.

Empresas tecnológicas poderosas y población sin ingresos laborales requieren de un Estado "mucho más inteligente y más eficiente" para evitar la desigualdad económica, explica el coautor del libro 'Automatizados. Vida y trabajo en tiempos de inteligencia artificial', un desafío para un economista libertario como Milei, que detesta el Estado.

"Gestionar una economía emergente como la argentina", que "tiene tantas contradicciones", "requiere de mucho pragmatismo", afirma Judzik: "El dogma es enemigo de los buenos resultados", asegura.

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