Utuado (Puerto Rico), 21 jun (EFE).- Un posible origen más antiguo y la existencia de bateyes adicionales son algunas de las incógnitas que los arqueólogos tratan ahora de desentrañar en el Centro Ceremonial Indígena de Caguana, el más importante de Puerto Rico y el Caribe antillano.
Ubicado entre las montañas de Utuado, en el centro de Puerto Rico, una datación de hace varias décadas estipuló que el espacio estuvo habitado entre el 1200 y 1500 de nuestra era, justo hasta la llegada de los españoles a la isla.
Para conocer más de su historia, varios equipos realizan en la actualidad investigaciones en el subsuelo para conseguir, según explica a EFE el arqueólogo puertorriqueño Reiniel Rodríguez, nuevos fechados para radiocarbono con el fin de establecer cuándo llegaron los primeros pobladores a Caguana.
Hay evidencias arqueológicas que apuntan que su origen podría remontarse incluso al 800 d.C. También hay debates de si Caguana era un asentamiento de los indios taínos asociado a un gran cacique o un espacio vacante donde la gente se reunía solo a realizar sus actividades rituales.
"Nosotros estamos, a través de nuestras investigaciones, no solo tratando de abordar esas preguntas sino también de establecer si Caguana en efecto surgió súbitamente en el 1200 d.C. o fue el desarrollo gradual de un espacio ocupacional que estuvo siendo habitado desde mucho tiempo antes", indica Rodríguez.
Caguana, cercano al río Tanamá y a la montaña del Cemí, es el sitio arqueológico que contiene el mayor número de bateyes en todo el Caribe insular, con un total de diez, aunque se cree que puede haber más.
Es asimismo el lugar del Caribe antillano con más petroglifos, que decoran muchos monolitos de piedra y entre los que figuran algunos de los elementos iconográficos arqueológicos más conocidos en Puerto Rico como la atabeyra o mujer de Caguana.
Los estudios con un radar de penetración del suelo también tratan de hecho de identificar nuevos bateyes, detalla Rodríguez, quien cree que el yacimiento es "más complejo" de lo documentado hasta la fecha.
La plaza principal de Caguana servía para el 'areíto', una celebración que incluía danzas, cantos y otros rituales. También se usaba para congregar a gente de distintas regiones para resolver problemas políticos y crear redes de intercambio.
Por ello, el objetivo ahora es también investigar "qué actividades se dieron de forma cotidiana para tener una idea más completa de cuál fue la función de este espacio y de cómo se relacionaba con los sitios arqueológicos que tiene alrededor", precisa el arqueólogo.
Además de los estudios con el radar, la investigación de la microbotánica del lugar es otro de los ejes de los actuales trabajos, en este caso liderados por Carlos Santiago, arqueólogo puertorriqueño en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.
Junto al lugar donde están estudiando un núcleo de sedimentos, Santiago explica a EFE que su hipótesis es que los primeros pobladores "cuando empezaron a ocupar este lugar quemaron todo el bosque para limpiarlo".
"Si eso realmente ocurrió, lo que queremos ver es si podemos encontrar sedimentos antes de cómo era el bosque y, mediante el estudio de fitolitos, que son básicamente restos microbotánicos de las plantas, podemos reconstruir cómo era el componente vegetal", detalla.
Los restos que esperan encontrar miden alrededor de 20 micras y deben ser vistos en microscopio 400 veces aumentando.
La idea es "reconstruir la historia paisajística de Caguana", según Santiago, quien dirige la primera temporada de investigaciones en el yacimiento.
"Si podemos datar el momento cuando esta área se limpió podemos decir 'en esta fecha Caguana se empezó a habitar', sin la necesidad tan siquiera de tener un material arqueológico como cerámica. Estamos datando un evento que sabemos fue antropogénico", apunta.
Para Santiago, lo fundamental es "entender cuál fue el proceso de formación de Caguana porque, a pesar de ser uno de los sitios más importantes del Caribe, es poco lo que se sabe a parte de lo que se ve a simple vista".
Marina Villén