Tomás Frutos
Gelsenkirchen, 20 jun (EFE).- La banda izquierda de España fue un puñal para Italia, que acabó desangrándose en una acción nacida en los pies de un Nico Williams vertical, superior a Di Lorenzo y con las espaldas perfectamente cubiertas por Marc Cucurella en el que es su segundo partido oficial como internacional absoluto. España, en ese perfil zurdo, puede estar tranquila. Desborde y solvencia a partes iguales.
España volvió a demostrar por qué es ahora la España de los extremos. "No quiero sorpresas si no pongo a alguno de titular", dijo Luis de la Fuente en la rueda de prensa previa al estreno ante Croacia. No engañó a nadie. Ambos fueron titulares. Porque esta España es la de Lamine Yamal y Nico Williams. Con el foco puesto en Lamine Yamal por su insultante juventud y su enorme precocidad para batir récords, así como su gran estreno ante los croatas, en el que solo le faltó el gol, fue esta vez el turno del jugador del Athletic para tomar las riendas del ataque.
Un aviso a Europa de lo que está por venir, con un partido soberbio, de esos que, al igual que los que juega Lamine, parecen más propios de jugadores mucho más mayores que ellos. Pero la realidad es que esta España es suya y ante Italia Nico quiso quitarse el sabor de boca de su partido ante Croacia, mucho más discreto.
En el AufShalke Arena de Gelsenkirchen, casa del Shalke 04, no quiso perder ni un solo minuto. A los 2 minutos tuvo la ocasión más clara con un remate de cabeza en boca de gol que no acertó a dirigir bien a puerta. Fue una advertencia a Italia, pero también un fallo clamoroso. El único de su partido. Porque a partir de ese momento, el partido estuvo en sus pies. Recibió abierto, entre líneas, suelto cayendo más al centro del campo y aguantando a su marca en la espalda. También encaró, combinó, buscó dar salida en largo y sacó centros. Ingenio desmedido para volver loca a Italia.
Tanto que de sus botas nació el gol. Caracoleó en banda, llegó a línea de fondo, como un extremo clásico, volviendo a evidenciar que la posición que parecía destinada a desaparecer en el fútbol moderno está más viva que nunca, para sacar el enésimo centro en busca de Álvaro Morata. Lo rozó el capitán, que provocó la estirada de Gianluigi Donnarumma y el rechace que acabó en gol tras el rebote en la rodilla de Riccardo Calafiori.
No se quedó ahí su recital. Después de marcar el gol, España olió sangre y fue a intentar matar a Italia. Y si Donnarumma había sido el que lo había evitado antes, esta vez no pudo con Nico. No atisbó el disparo que se sacó desde el perfil zurdo del ataque español, desde la esquina del área grande. No hizo el amago ni de estirarse el guardameta. Se dio por superado ante la barbaridad de disparo. Pero el larguero se topó en el camino del gol del pequeño de los hermanos Williams.
Un jugador que estuvo brillante también gracias a su fiel escudero: Marc Cucurella. El jugador del Chelsea se estrenó en partido oficial contra Croacia hace apenas 5 días. Quizá como una de las sorpresas o, como mínimo, de los que más dudas encarnaban. Pero convenció y ante Italia estuvo soberbio.
Insuperable por el perfil zurdo, se midió a Federico Chiesa y a Lorenzo Pellegrini, y echó una mano en coberturas con Gianluca Scamacca. Fue una roca. Y además se animó en el ataque. Dobló a Nico en varias ocasiones, se presentó abierto para dar salida y opciones en los cambios de orientación. Rápido al corte, estuvo perfectamente colocado en las basculaciones.
Grimaldo asomaba como titular antes del estreno. Pero Cucurella se ha hecho dueño de ese puesto en el lateral izquierdo. Por delante no había dudas, pero por si acaso Nico se encargó de solventarlas. Partido consagratorio el suyo. España tiene carril izquierdo asegurado. EFE
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