Lima, 17 jun (EFE).- La selección de Perú llega a la Copa América con el despertar de una pesadilla reciente: el paso sin fortuna de Juan Reynoso, que hundió a la Bicolor.
En Estados Unidos aspira a lavar la cara con el uruguayo Jorge Fossati.
El entrenador se presentará en sociedad en la Copa América, ya que hasta ahora dirigió amistosos sin mucha exigencia con Nicaragua y República Dominicana, que se saldaron con victorias de 2-0 y 4-1, respectivamente.
Antes del estreno en la Copa América, Fossati probó a sus pupilos con un amistoso frente a Paraguay, con el que igualaron sin goles; y otro contra El Salvador, al que derrotaron el pasado viernes por 0-1.
Fossati tiene la compleja tarea de levantar a un equipo que en 2018 fue al Mundial de Rusia y al que solo los penaltis de la repesca con Australia le impidieron acudir al de Catar en 2022.
A pesar de que Perú también jugó la final de la Copa América de 2019 con Brasil, es colista de las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de 2026 con cuatro derrotas y dos empates.
Por si fuera poco, en seis partidos anotó solo un gol. Muy lejos del buen fútbol y las buenas sensaciones colectivas que dejó en ocho años con el argentino Ricardo Gareca, hoy seleccionador de Chile.
Precisamente, sus vecinos del sur serán los rivales en el primer partido de la Copa América, un reencuentro con mucho morbo tras el fichaje del único hombre que ha logrado unificar el país andino en los últimos años, y cuya llegada a Santiago levantó suspiros y reproches peruanos.
Perú acude a la Copa América con el buen recuerdo de competiciones precedentes, ya que ha levantado en dos ocasiones el trofeo, en 1939 y en 1975, además del subcampeonato en 2019.
En 2011 y 2015 quedó en el tercer lugar y en 2021 ocupó el cuarto tras quedar segundo del grupo B, solo por detrás de Brasil.
Al no haber jugado ningún partido oficial con Fossati, resulta complejo precisar su once habitual para el torneo de Estados Unidos, pero en él parece fijo Pedro Gallese como portero.
Se espera al joven Piero Quispe, con el que el uruguayo ya trabajó el año pasado, cuando dirigió a Universitario de Deportes.
También se cree fundamental la presencia del ariete ítalo-peruano Gianluca Lapadula, quien puede complementarse con el incombustible Paolo Guerrero, de 40 años, si logra recuperarse de las lesiones recurrentes que lo aquejan.
En defensa, Aldo Corzo, Anderson Santamaría y Alexander Callens también parecen salir con ventaja.
En el centro del campo, además de Quispe, Wilder Cartagena, Luis Advíncula y Edison Flores, parecen tener el respaldo de Fossati, además del extremo Andy Polo, otro de sus jugadores en la U.
Todos ellos acudirán a Estados Unidos con el objetivo claro de recuperar el tono de un equipo que, pese a las dificultades, todavía sueña con clasificarse para el Mundial que organizarán Canadá, Estados Unidos y México.