Tel Aviv, 14 jun (EFE).- Después de haber asistido a cuatro funerales de rehenes en una semana, Aviram Meir describe como una “increíble alegría” y una "inmensa felicidad" haber vuelto a abrazar a su sobrino Almog Meir-Jan, de 22 años, uno de los cautivos rescatados por Israel el pasado sábado en Nuseirat, centro de la Franja de Gaza, y cuyo padre murió horas antes de que regresara a casa.
"Por fin se hizo realidad con lo que llevábamos ocho meses soñando. Ahora tenemos que ayudarle a que recupere su vida y supere el trauma", cuenta en una entrevista con EFE su tío, que fue la primera persona que lo abrazó en el hospital Sheba, en el área de Tel Aviv, donde fue trasladado inmediatamente tras su rescate junto con los otros tres rehenes, Andrey Kozlov, Shlomi Ziv y Noa Aragami.
Aviram, portavoz de los Meir, admite que la familia estaba descorazonada. Todas las noticias que habían recibido en mayo relativas a alguno de los 120 secuestrados el 7 de octubre por Hamás que seguían en el enclave eran, bien la confirmación de su muerte, o bien que el Ejército había hallado sus cuerpos.
"Va a necesitar tiempo para volver a la normalidad. Todavía necesita tiempo, aún no cuenta todo lo que ha pasado. Nosotros le respetamos sus tiempos, cuando quiere hablar, le dejamos hablar; pero no le insistimos con preguntas", indica su tío.
De momento se sabe que Almog pasó todo su cautiverio junto con Shlomi Ziv y Andrey Kozlov, también rescatados el sábado, y que los últimos seis meses los pasaron encerrados "sin a penas ver la luz del día" en una habitación, la misma donde las tropas israelíes los encontraron el sábado en una vivienda en el centro del campo de refugiados de Nuseirat.
"Les ayudó mucho estar juntos, ahora son un equipo, se hicieron más fuertes juntos, se quieren. Ahora fuera siguen hablando a diario. Conocen detalles muy íntimos de los otros, algunos que probablemente nunca compartan con nadie más", relata Aviram sobre el trío, todos ellos secuestrados el 7 de octubre en el festival de música electrónica Nova.
Sufrieron malnutrición y abusos, sobretodo psicológicos, ya que sus captores les hicieron creer que nadie en Israel los buscaba, que estaban abandonados. Aunque de vez en cuando veían la televisión, Al Jazeera en árabe, y Almog reconoció su foto en una de las manifestaciones pidiendo la liberación de todos los secuestrados. Ahí supo que era mentira.
"De repente es dueño de su vida otra vez, puede elegir qué comer, qué hacer, qué beber. Allí tenía que pedir permiso incluso para ir al baño. Son elecciones simples a las que no se ha enfrentado en los últimos ochos meses", explica su tío a EFE.
Y al trauma de pasar ocho meses rehén de Hamás, hay que sumar el de perder a padre. Yossi Jan murió de un infarto horas antes de la operación de rescate que trajo a su hijo de vuelta a su casa, "murió de pena", según la familia, tras ocho meses "pegado al televisor" buscando noticias de Almog.
La madre de Almog tardó casi dos horas en llegar al hospital porque se encontraba en Tiberias, por lo que fue Aviram quien le tuvo que contar que su mejor amigo murió en el ataque de Hamás, y cuando preguntó a qué hora llegarían sus padres, también tuvo que darle esa "trágica noticia".
"Perder a un padre tan joven es algo difícil de digerir, pero en estas circunstancias, imagínate. Es muy joven para todo lo que ha vivido", señala.
"También tiene que procesar cómo ha pasado de ser una persona anónima, a alguien famoso en Israel. Es una figura nacional, todo el mundo sabe su historia", agregó.
Como su sobrino, Aviram también se ha convertido en una cara conocida en Israel como uno de los representantes de las familias de los rehenes que han hecho campaña por todo el mundo, con diplomáticos, políticos y medios de comunicación, para impulsar un acuerdo que libere a todos los secuestrados.
"Si me dieran certeza de que todos los rehenes serían rescatados inmediatamente y a salvo, apoyo sin fisuras una operación militar y no cedería ni un ápice ante los terroristas de Hamás", indica sobre el dilema entre negociaciones y presión militar que divide a la sociedad y los político israelíes.
"Pero en ocho meses, solo siete rehenes han sido rescatados con vida en operaciones militares, mientras seguimos recibiendo bolsas de cadáveres. Por eso apoyo un acuerdo que frene temporalmente la guerra y permita traerlos a todos. Y una vez que estén aquí, ya destruiremos a Hamás", asevera.
Sara Gómez Armas