La estabilidad política de Tailandia, en riesgo por las maniobras de grupos conservadores

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Noel Caballero

Bangkok, 11 jun (EFE).- Tailandia se encuentra una vez más en riesgo de caer en la inestabilidad política a raíz de las maniobras de grupos conservadores que amenazan con derribar al Gobierno, eliminar a la oposición y encarcelar a un influyente exmandatario.

A lo largo de junio, la justicia tailandesa dirime tres procesos claves para la nación, que incluyen la acusación que podría derivar en la inhabilitación del primer ministro, Srettha Thavisin; y la imputación por lesa majestad contra el exmandatario Thaksin Shinawatra, figura central de la política en las últimas décadas.

Además, este miércoles el Tribunal Constitucional empieza a dirimir una denuncia que pide disolver Avanzar (Move Forward), el principal partido opositor y ganador de las elecciones de mayo de 2023.

Aunque estas cuestiones, en principio, tienen diferentes puntos de partida, las tres guardan una similitud en común: son impulsadas por diferentes grupos conservadores vinculados a la extinta junta militar (2014-2019) y el posterior gobierno acaparado por generales.

Srettha, quien asumió el cargo hace menos de un año, presentó el lunes al Tribunal Constitucional sus argumentos en defensa de un polémico nombramiento de un convicto por intento de soborno como ministro de Finanzas.

El dirigente, cuya popularidad cae en picado, mantiene que no hizo nada ilegal al otorgar la cartera a Pichit Chuenban, quien pasó seis meses en prisión en 2008 por intentar sobornar a funcionarios judiciales en un caso que involucraba a Thaksin.

Este nombramiento, anunciado a finales de abril durante una reforma del Gabinete, desencadenó la queja de 40 senadores -una cámara elegida a dedo por la dictadura- ante el Constitucional al considerar que Srettha vulneró un código ético al "saber o deber saber que Pichit carecía de calificaciones" para su puesto.

Si los magistrados, quienes permitieron al mandatario mantenerse en el cargo durante el proceso, encuentran que Srettha se extralimitó, el dirigente sería inhabilitado y abriría el proceso para elegir a un nuevo líder mientras aumenta la desconfianza entre los socios de la amplia coalición de Gobierno.

La sala del Constitucional es también el escenario donde se dirime el futuro del partido progresista Avanzar, que se impuso de manera sorprendente en los comicios de 2023 pero que no pudo formar Gobierno por el veto del Senado.

Esta formación, heredera de otra plataforma disuelta por la justicia en 2020 y popular entre los grupos de activistas que piden una profunda reforma democrática del país, es acusada de tratar de derrocar la monarquía constitucional al proponer reformas en la ley que protege a la Casa Real.

Este miércoles, el panel de jueces del tribunal comienza a dirimir la denuncia, impulsada por la Comisión Electoral -también próxima a círculos conservadores-, aunque se desconoce cuándo se anunciará su decisión.

El regreso el pasado agosto de Thaksin, tras 15 años en el autoexílio para evitar a la justicia tailandesa, coincidió con la votación en el Parlamento para elegir primer ministro en la que fue elegido Srettha, uno de los líderes electorales del partido Phue Thai -vinculado al clan Shinawatra-.

El exdirigente, en libertad condicional mientras cumple condenas por corrupción -rebajadas de 8 a 1 año de prisión por una amnistía-, tiene que comparecer el próximo martes frente a un tribunal donde será acusado de manera formal por un delito de lesa majestad, castigado con entre 3 y 15 años de prisión.

Según la denuncia, presentada hace años por un dirigente del Gobierno militar, Thaksin acusó al Consejo Privado de la Casa Real de Tailandia, el órgano que asesora al rey, de estar detrás del golpe de Estado militar de 2014 que derrocó al Gobierno de Yingluck Shinawatra, hermana menor de Thaksin, durante una entrevista publicada en 2015 por un medio surcoreano.

La ley de lesa majestad, tipificada en el artículo 112 del Código Penal, castiga a quien "difame, insulte o amenace al rey, la reina, el heredero o el regente". Sin embargo, los tribunales han realizado a menudo una interpretación amplia de la ley.

Analistas políticos ven a Thaksin como el poder en la sombra e interpretan su regreso, unido a la concatenación de decisiones a su favor, como una señal de distensión entre la élite promilitar y promonárquica con el círculo del exmandatario, considerado durante muchos años el enemigo número uno del país.

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