Londres, 7 jun (EFE).- Con casi 9 millones de habitantes y una imperiosa necesidad de nueva vivienda, Londres se expande a toda marcha por el este, donde antiguas áreas industriales se convierten en apartamentos y estudios de cine y un puerto a orillas del Támesis atrae comercio internacional como zona franca.
Tras la transformación del barrio de Stratford con los Juegos Olímpicos de 2012, el distrito en auge ahora es Barking & Dagenham, que aspira a regenerar con pisos más asequibles, tiendas y empresas punteras "un área del tamaño de la ciudad inglesa de York".
Así lo describe David Harley, director de desarrollo de Be First, una subsidiaria del consistorio local que coordina la inversión en este territorio de 400 hectáreas, que todavía alberga, aunque menguada, la conocida fábrica de la marca estadounidense de automóviles Ford.
Con 5.000 millones de libras (5.870 millones de euros) invertidos en los últimos cinco años, las autoridades buscan captar la misma cifra para el próximo lustro, para lo que están en conversaciones con fondos de pensiones e inversores nacionales e extranjeros.
El título de la película 'Made in Dagenham' (2010), que narra la histórica huelga en 1968 de empleadas de Ford por discriminación sexual, luce en unos de los estudios cinematográficos que se construyen en esta demarcación multicultural y aún económicamente deprimida, con el propósito de convertirla en un imán para la creatividad.
En esta línea se erigió también 'Una casa para artistas', una serie de viviendas que éstos alquilan a un 65 % del precio de mercado a cambio de "diseñar programas de aprendizaje para la comunidad", según Harley.
Además, la universidad University College London (UCL) ubica aquí Pearl, un laboratorio que puede simular mediante los materiales, la luz, el olor o el sonido cualquier espacio, como una estación de tren o un centro urbano, a fin de investigar la interacción del ser humano con su entorno.
En una visita a la zona se aprecian, en rincones hasta hace poco desolados, numerosos edificios en construcción, tanto residenciales como industriales, rodeados de espacios verdes y con placas solares, pues uno de los objetivos de la regeneración del este capitalino es que sea ecológicamente sostenible.
Ubicado en la ribera del río, Barking Riverside es un proyecto a veinte años vista dedicado al levantamiento de 10.000 nuevos hogares con inversión pública y privada, de los cuales hasta un 50 % serán más baratos que la estratósferica media londinense, a fin de ampliar la oferta de primera vivienda y de protección oficial.
En un año de elecciones generales en el Reino Unido, el director gerente, Matthew Carpen, explicó que los cambios de Gobierno no inciden significativamente en su financiación, pues se trata de una iniciativa "políticamente neutra" que aborda desafíos apremiantes en la capital, como la falta de alojamiento, escuelas o instalaciones médicas.
Como "el motor de crecimiento de Londres", según se define en sus folletos publicitarios, Barking & Dagenham cuenta además desde 2021 con Thames Freeport -compartido con el distrito londinense de Havering y el pueblo inglés de Thurrock-, una de ocho zonas francas portuarias en Inglaterra, que busca atraer a multinacionales con apoyo logístico e incentivos fiscales.
Esta instalación, integrada en el Puerto de Londres, se ofrece con el mejor punto de conexión con el mercado europeo, con acceso a 18 millones de consumidores en un radio de 120 km, y global, con vías de transporte a 130 puertos en 65 países.
Otro elemento que promueve el desarrollo en esta parte de la ciudad es Industria, una construcción de seis pisos de altura donde se arriendan naves industriales dotadas de la última tecnología.
De acuerdo con Harley, este nuevo concepto de unidades de producción y almacenaje repartidas en varios niveles pretende sustituir poco a poco las viejas fábricas que pueblan el barrio, y que van quedando obsoletas.
Judith Mora