Sídney (Australia), 3 jun (EFE).- Los equipos de ayuda trabajan este lunes en la instalación de tiendas e infraestructura para acoger a los afectados y desplazados por la avalancha que sepultó un pueblo en Papúa Nueva Guinea, con el último recuento del Gobierno en 670 enterrados por el alud.
Según un comunicado enviado este lunes por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, la maquinaria pesada desplazada a la localidad de Yambali -donde ocurrió el desastre el pasado 24 de mayo- está desatascando desagües y nivelando el suelo para dar espacio a tiendas para los desplazados, que según el Gobierno de Papúa Nueva Guinea son en torno a 7.800.
Un equipo del organismo australiano de Respuesta de Desastres y el Ejército de Papúa Nueva Guinea instaló hoy cuatro tiendas para montar un centro de coordinación de desastres, con servicios médicos, ayuda humanitaria, y lugares de trabajo para ingenieros y personal de seguridad.
La OIM ha distribuido hasta ahora alimentos para 200 de las 600 familias y continuará el martes con esta labor mientras el Ejército descarga los tres contenedores con alimentos básicos.
Las labores de rescate y asistencia se están viendo perturbadas por la lluvia intermitente que afecta a la zona y los cortes en el suministro eléctrico, además de la dificultad para acceder al lugar por estar cortada la rudimentaria carretera que llega hasta allí.
En la madrugada del 24 de mayo, una enorme lengua de tierra y rocas, algunas del tamaño de un vehículo, sepultó bajo una capa de entre seis y ocho metros de altura decenas de edificios de la población de Yambali, en la montañosa provincia de Enga, mientras sus habitantes dormían.
Sin embargo, tras dos semanas de complicados y laboriosos trabajos, limitados por las difíciles condiciones sobre el terreno y aspectos culturales del país, solo se han recuperado nueve cadáveres, según el último recuento. EFE
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