El partido de Scholz llega debilitado a las europeas, con la ultraderecha en auge

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A medida que la extrema derecha gana fuerza en Europa, el Gobierno alemán se enfrenta a los desafíos de su propia realidad política: la desafección y las últimas polémicas en torno al Ejecutivo encabezado por los socialdemócratas de Olaf Scholz podrían arrastrar al principal socio de la coalición a un tercer puesto en las elecciones europeas que tendrán lugar el próximo fin de semana. Con la vista puesta en una clara victoria de los demócratas cristianos (CDU/CSU), piedra angular del Partido Popular Europeo (PPE), los sondeos apuntan a un posible batacazo para la coalición formada por el Partido Socialdemócrata (SPD), los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP), que podría acabar situándose por detrás del polémico AfD. Mientras que la popularidad de Los Verdes y el SPD se ha visto afectada durante los últimos tres años de mandato, los liberales del partido de centro FDP se han visto beneficiados, según las últimas encuestas de Forschungsgruppe Wahlen. Los datos recabados durante la última semana de mayo apuntan a que la CDU/CSU podría hacerse con el 30 por ciento de los votos, unos resultados un tanto superiores a los obtenidos en 2019, mientras que el SPD y el AfD mantendrían actualmente un empate técnico con el 14 por ciento de los respaldos. Esta situación favorece a unos demócratas cristianos que buscan aunar los votos del centro-derecha para ganar unos comicios que encumbrarían nuevamente a la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha abierto la puerta a figuras como la italiana Giorgia Meloni. Las proyecciones señalan que el PPE podría hacerse con el 22,9 por ciento de los votos y 183 escaños en la Cámara, por encima de los 178 con los que ya cuenta. Von der Leyen, que ha dado la espalda a la AfD --expulsados de su propio grupo en el Parlamento Europeo por los escándalos acumulados por su principal aspirante-- busca de esta forma sumar los apoyos necesarios para lograr un segundo mandato al frente de la Comisión. Los ultraderechistas, que desde 2023 son la segunda fuerza más votada del país, están llamados a hacerse con tres escaños más en la Eurocámara a pesar de la controversia provocada durante el último año por los miembros del partido; desde reuniones en Postdam para hablar de la deportación de alemanes con un "pasado migrante" hasta polémicas declaraciones sobre los crímenes cometidos por miembros de las SS nazis. Maximiliam Krah, candidato del AfD a las europeas, ha tenido que dejar la cúpula del partido tras las presiones sufridas por sus comentarios sobre los comandantes de la que fue la principal fuerza militar de la Alemania nazi. El caso ha llevado al secretario general de la CSU, Martin Huber, ha pedir que deje su escaño como eurodiputado. Sin embargo, y a pesar del arresto de uno de sus asesores acusado de espionaje, sigue siendo el cabeza de lista del partido ultra. Pero no es el único: los recientes escándalos han llevado a la Policía alemana a registrar la vivienda en Berlín del número dos de la lista, Petr Bystron, en el marco de una investigación por blanqueo de capitales y sobornos vinculados con redes prorrusas. Esto se ha traducido en un descenso en Alemania de los apoyos a una formación que ha quedado fuera del grupo Identidad y Democracia y que se disputa ahora el segundo lugar con el SPD de Scholz, a todas luces afectado por los altibajos de su gestión y el caso de espionaje por parte de Rusia, que habría interceptado una conversación de alto nivel entre militares. No obstante, la ultraderecha --que también ha decidido mantenerse al margen del código de conducta firmado por los principales políticos alemanes para evitar las mentiras y desarrollar un debate objetivo durante la campaña-- sigue estando al frente en los sondeos de cara a las elecciones que tendrán lugar en septiembre en tres estados federados del país: Sajonia, Turingia y Brandeburgo. Los secretarios generales de los socialdemócratas, verdes y liberales, además de los opositores de la CDU y La Izquierda, se han comprometido a rebajar la tensión en un contexto marcado por los recientes ataques violentos contra varios políticos debido al aumento del extremismo y la polarización en el país. Por su parte, Los Verdes están llamados a perder seis escaños, mientras que los demócratas cristianos pasarían a contar con 30 eurodiputados, uno más que en 2019. Por detrás les siguen La Izquierda, con cuatro escaños, y los liberales, con otros cuatro. EL PARTIDO DE WAGENKNECHT El surgimiento de la izquierdista Alianza Sahra Wagenknecht-Por la Razón y la Justicia, creada por la propia Wagenknecht, podría hacerse con el voto de seguidores desilusionados con el AfD y lograr que se consolide una facción de izquierdas en el Parlamento Europeo a pesar de las diferencias entre partidos, algo que beneficiaría a la coalición de Gobierno. En un intento por diferenciarse de La Izquierda, formación por la que la política alemana fue diputada, la recién creada alianza podría hacerse con seis eurodiputados a pesar de mostrar un tono euroescéptico y unas ideas más conservadoras, lo que ha suscitado críticas desde la izquierda y ha convertido a Wagenknecht en una figura controvertida que ha declarado en varias ocasiones que sus políticas son conservadoras en materia de migración. A pesar de haberse fundado el pasado mes de enero, la formación ya se ha hecho con su primera victoria en las elecciones locales de Turingia, que históricamente cuenta con un electorado de derechas. Sin embargo, está por ver si la formación logra seducir nuevamente a los votantes del AfD durante la cita electoral de la próxima semana. Mientras, los sondeos apuntan a que el SPD --que se engloba en el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en la Eurocámara (S&D)-- podría mantener el mismo número de escaños con el que cuenta actualmente, en línea con la tendencia en Europa que garantiza únicamente pequeñas victorias para los socialistas.

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