Golazo de Green Day en la gran noche del Real Madrid

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Madrid, 1 jun (EFE).- Con sus dos discos más celebrados como arsenal, Green Day ha librado este sábado en La Caja Mágica una doble batalla: una por dejar atrás una página negra de su historia reciente escrita precisamente aquí; otra por mostrar su tirón pese a que, a la misma hora, el Real Madrid se jugaba la gloria europea.

En lo que se refiere a esta segunda lucha, la onda expansiva de la retransmisión televisada de la conquista del equipo blanco frente al Borussia Dortmund en el estadio de Wembley (Reino Unido) no ha afectado para nada a esta cita musical, titulada Road To Río Babel, que ha acogido a 35.000 personas según la organización, el aforo completo.

A un mes de la celebración oficial del festival Río Babel, sus promotores han ofrecido este previo de una sola jornada dedicado a reivindicar el punk con otras formaciones como los estadounidenses The Interrupters y la mítica banda de los años noventa Lagwagon y, sobre todo, los suecos The Hives, que han calentado el ambiente como solo ellos saben para Green Day.

Los californianos no ofrecían un concierto multitudinario en Madrid desde 2017, dentro de la segunda edición del festival Mad Cool, que tuvo lugar precisamente en este mismo recinto, La Caja Mágica, en una jornada que terminó siendo aciaga porque, a pocos minutos del mismo, el acróbata Pedro Aunión Monroy falleció en un accidente a escasos metros del escenario.

Tras alegar razones de seguridad, el festival mantuvo su programación y la banda salió a tocar, pero posteriormente publicarían en Instagram un comunicado en el que afirmaban que nadie de la organización les comunicó lo que había ocurrido y que, si hubieran tenido conocimiento, no habrían actuado.

"No sé por qué las autoridades decidieron no contarnos el accidente antes del concierto", se preguntó el grupo ante un hecho que nunca antes había ocurrido en sus entonces 30 años de actividad y sobre el que esta noche no han hecho ni una alusión.

Sea como fuere, los de Billy Joe Armstrong se han resarcido de aquel mal sabor de boca con uno de esos conciertos-regalo concebidos por y para su público, pues en su actual gira tocan íntegros y en el mismo orden de las grabaciones sus dos álbumes más celebrados: 'Dookie' (1994) y 'American Idiot' (2004).

La excusa ha sido, por un lado, los redondos aniversarios que cumplen dichos trabajos; por otro, el lanzamiento de 'Saviors' (2024), que como aquellos ha sido producido por Rob Cavallo, aunque su presencia en el repertorio ha sido testimonial, por ejemplo en el arranque con el sencillo 'The American Dream Is Killing Me', tras irrumpir al grito de "¡Viva España!".

Divididos entre los que portaban la camiseta de 'Dookie' y los de 'American Idiot', dos horas antes del inicio del concierto en el escenario principal ya se empezaban a apostar los primeros acólitos de la banda para conseguir una vista decente ante esa estrecha y larga explanada plana que hacía que los más rezagados apenas atisbaran algo si no era en la pantalla colocada a mitad de pista.

En la parte positiva, Billie Joe Armstrong y compañía han salido con todo desde el principio, en una descarga incesante de fulgurantes golpes de punk, del 'Burnout' que abría "Dookie' hasta 'All By Myself', con un recurso tan noventero como las llamaradas, las explosiones y hasta un enorme avión inflable sobre las cabezas de los asistentes.

Salvo por algún pequeño hito como 'Welcome to Paradise', el mismo público que coreaba de principio a fin 'Bohemian Rhapsody' de Queen en los prolegómenos del "show" se limitaba luego sorprendentemente a seguir la inercia de sus ídolos. Eso hasta que ha sonado 'Basket Case', tema al que tanto le debe la BSO de los 90, y que ha unido al público en un coro efusivo.

'She', 'When I Come Around' o 'Know Your Enemy' han contribuido a mantener alto el nivel de energía, más aún el carismático y cada vez más extravagante leyenda que es su vocalista, constantemente conectado y comprometido con el concierto, empeñado en que "todo el mundo" se volviera "loco".

Afrontaba Green Day el ecuador de su concierto con buena parte del crédito ya ganado cuando hasta La Caja Mágica llegaban los ecos del primer gol del Real Madrid. Los estadounidenses, tras un interludio con canciones nuevas, se aseguraban su propia victoria al afrontar los primeros sones de 'American Idiot', otro de sus temas emblema y el que inauguraba el álbum del mismo nombre.

Quizá porque está más cercano en el tiempo o por su madurez, el disco con la granada en forma de corazón ha despertado aún más entrega por parte del público tanto en entramados complejos como 'Jesus of Suburbia' y no solo con cortes directos como 'Holiday' o 'Boulevard of Broken Dreams', que se ha sentido como el gran clímax.

Aupadas por la mística del tiempo, aún han sonado un buen lote de canciones y disparos como 'Are We the Waiting', 'St. Jimmy' o, por supuesto, 'Wake Me Up When September Ends', para afianzar un marcador que para entonces ya estaba decantado, tanto en la Champions League (blanca), como en La Caja Mágica, entregada a unos Green Day que proclamaba a todo pulmón: "¡Viva Madrid!".

Javier Herrero.

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