Benarés (India), 1 jun (EFE).- Ciudad de dioses y templos hindúes, Benarés, se ha convertido en un campo de batalla crucial en la fase final de las elecciones generales de la India este sábado, encarnando la mezcla de política y religiosidad del primer ministro, el hinudista Narendra Modi, en su búsqueda de un tercer mandato consecutivo.
La contienda electoral en esta urbe milenaria trasciende la mera batalla de Modi por un escaño parlamentario. Simboliza un microcosmo de las luchas ideológicas y políticas más amplias que configuran la trayectoria futura de la India.
Situada a lo largo del río Ganges, Benarés no es solamente de una ciudad, sino el epicentro que encarna la agenda hindutva del gobernane Bharatiya Janata Party (BJP), una ideología extremista que proclama la supremacía hindú en la India en detrimento de las minorías.
Las calles de esta ciudad de 4.000 años de antigüedad, bañadas en tonos azafrán con banderas del BJP con la imagen de Modi, pintan una imagen vívida del dominio del partido gobernante que ha envuelto a Benarés.
Con proyectos de desarrollo como el corredor que conecta un importante templo hindú con los bancos del Ganga ahora embellecidos, un proyecto que implicó la demolición de numerosas viviendas para hacer paso a los peregrinos en la congestionada ciudad, Modi ha afirmado querer transformar la urbe.
La víspera de las elecciones se vieron carrozas coloridas que representaban deidades hindúes deambulando por la ciudad, distribuyendo amuletos protectores.
La exhibición orquestada tiene como objetivo asegurar un tercer mandato para Modi, quien a menudo se retrata a sí mismo en términos mesiánicos, entrelazando su personalidad tanto con fervor religioso como con promesas de desarrollo.
Los hindúes constituyen casi el 85 por ciento de la población de Benarés, lo que convierte a la ciudad en un bastión estratégico para el BJP. La ciudad acoge anualmente a millones de peregrinos hindúes, atraídos por el ritual sagrado de bañarse en el río para limpiarse de los pecados.
Benarés es venerada como un lugar donde los creyentes devotos buscan alcanzar la 'moksha', la liberación definitiva del ciclo de la reencarnación, si los cuerpos son cremados en piras funerarias junto a las aguas sagradas del río. Modi, de 73 años, un hindú devoto autoproclamado, ha declarado abiertamente el celibato y su reverencia por el dios Shiva, que fundó la ciudad según la tradición.
La personalidad de Modi, que a menudo invoca motivos religiosos y referencias en tercera persona, ha sido meticulosamente construida para convertirlo en un estatus casi divino, con un templo y una estatua ya instalados en su estado natal de Gujarat.
Ha elevado su piedad a nuevas alturas en entrevistas recientes, afirmando un origen divino. Dijo que estaba "convencido de que no soy meramente biológico", sugiriendo que su energía refleja lo divino.
El analista político T.P. Singh, de la Universidad de Benarés, aclaró la importancia de la decisión de Modi de competir desde este distrito electoral.
"Modi podría haber optado por cualquiera" de los 543 distritos electorales parlamentarios de la India, dijo Singh, explicando el motivo detrás de la elección del primer ministro, que resuena profundamente con los sentimientos culturales y religiosos hindúes.
En el período previo al día de la votación, Modi realizó grandes espectáculos itinerantes para sus fanáticos, en los que se le mostró una lluvia de pétalos de caléndula, completando un culto más amplio en torno al líder.
Líderes políticos de varias regiones, alojados en hoteles de lujo lejos de los bulliciosos mercados de la ciudad, se reunieron para apoyar la campaña de Modi.
Entre ellos se encontraba Etela Rajender, exministra de Telangana y líder del BJP, quien afirmó con confianza la certeza de la victoria de Modi en el distrito electoral que ganó en 2019 por un margen de unos 500.000 votos.
"El único plan es garantizar que el margen de victoria sea abrumador", dijo a EFE Rajender, descartando otros resultados como "improbables". Su rival es Ajay Rai, de la alianza opositora de casi 30 partidos, que sufrió humillantes derrotas electorales a manos de Modi en las dos últimas elecciones.
Esta vez también parece tener pocas posibilidades de emerger como un asesino de gigantes. Sin embargo, los líderes de la oposición, aunque no reconocieron la derrota, interpretaron la intensa campaña del BJP en Benarés como una señal de su ansiedad.
por Indira Guerrero