Manuel Sánchez Gómez
Londres, 29 may (EFE).- Jadon Sancho vivió el año pasado sus días más negros en el Manchester United. Un desencuentro con Erik Ten Hag le apartó de la plantilla, alejándole incluso de las instalaciones del primer equipo, hasta el punto de que no podía acceder al comedor de sus compañeros y tenían que llevarle la comida en una caja.
Todo comenzó cuando Ten Hag, un hombre que había echado a Cristiano Ronaldo del United meses antes, reprochó su actitud a Sancho en un entrenamiento. El holandés le pidió un mayor esfuerzo porque entendió que el atacante no ponía todo de su parte al saber que no iba a ser titular en el próximo partido. Esto ocurrió de puertas para dentro, pero después de que el United perdiera contra el Arsenal y Sancho, fruto de aquel desacuerdo, no fuera convocado, Ten Hag quiso ponerle en el ojo público. "Vistas sus actuaciones, hemos decidido no convocarle", dijo ante la prensa. "En el United tienes que estar a un determinado nivel", añadió, acusándole de estar fuera de forma.
Fue un dardo que Sancho no recibió con buenos ojos. Al día siguiente respondió a través de redes sociales.
"No os creáis todo lo que leéis. No permitiré que la gente diga cosas que son completamente mentira. Me he comportado muy bien en los entrenamientos esta semana. Creo que hay otras razones para lo que ha pasado y en las cuales no entraré. He sido un chivo expiatorio durante mucho tiempo y no es justo. Todo lo que quiero es jugar al fútbol", explicó Sancho, en un claro ataque al técnico holandés.
La respuesta no gustó en el United y mucho menos a Ten Hag, que exigió una disculpa, privada o pública, al extremo. Disculpa que no se produjo, por mucho que el comunicado de Sancho durase apenas unas horas en sus redes sociales antes de que lo borrara.
Unos días después, el United tomó medidas y decidió apartar a Sancho de los entrenamientos, hasta que se resolviera una "cuestión de indisciplina". El jugador no podría entrenar con sus compañeros, ni compartir instalaciones, ni comer con ellos. Se ejercitaría en solitario o con los chicos del filial.
La situación, lejos de solucionarse, solo se enquistó aún más, con Sancho negándose a disculparse y Ten Hag insistiendo en rueda de prensa que el balón estaba en el tejado del jugador.
Ante la negativa del jugador, comenzaron los rumores sobre su marcha. Primero a Arabia Saudí, por el cierre más tardío de este en septiembre, y una vez declinó ese movimiento, en el mercado invernal, con el Borussia Dortmund, el club que le vio crecer, como gran opción.
Sancho cimentó su figura como estrella mundial en el equipo alemán, después de despuntar en la cantera del Watford y fichar por el Manchester City, por unos 80.000 euros, a los catorce años.
Con los 'Sky Blues' se convirtió en uno de los canteranos más prometedores, formando un trío de lujo junto a Phil Foden y Brahim Díaz. Los tres fueron clave para que el City llegara a la final de la Youth FA Cup en 2016, en un equipo en el que también estaba Lukas Nmecha, ahora en el Dortmund.
En un club que no había producido un titular en el primer equipo desde Micah Richards, Sancho prefirió marcharse, antes que labrarse camino en el City, y recaló, como haría años después Jude Bellingham, en el Dortmund. Una opción arriesgada, por lo poco habitual que es la emigración en los ingleses, pero que tendría sentido visto su desarrollo.
Tras depositar en 2017 unos 9 millones, el Dortmund se hizo con Sancho y dio luz a uno de los extremos más atractivos de la Bundesliga y de Europa. La contratación del inglés fue obra de Michael Zorc, el hombre que llevó al Westfalen a Jürgen Klopp, Robert Lewandowski, Ilkay Gündogan, Pierre-Emerick Aubameyang, Matts Hummels, Ousmane Dembelé, Christian Pulisic, Mario Götze y Erling Haaland. Sello de calidad.
En sus cuatro temporadas, aunque en la primera apenas jugó una docena de partidos, Sancho generó 114 goles en (50 goles y 64 asistencias) en 137 encuentros. Es decir, un gol o asistencia 91 minutos.
Fue el mejor pasador de la competición en dos temporadas consecutivas y le valió para debutar con Inglaterra en octubre de 2023. Con los 'Tres Leones', llegó a ir a la Eurocopa de 2021 y fue uno de los que falló en la tanda de penaltis en la final contra Italia, junto a Marcus Rashford y Bukayo Saka. Su participación con la selección se frenó en diciembre, apenas unos meses después de su llegada al Manchester United.
Los 'Diablos Rojos', en constante búsqueda del jugador que cambie su presente y futuro, desembolsaron 85 millones de euros por el inglés, que daba el paso que su prometedora carrera merecía.
Sin embargo, como le ha pasado a tantos otros en la última década, el United fue una telaraña en el desarrollo de Sancho, que pasó de ser un jugador desequilibrante y decisivo a poco más que insulso y desapercibido.
De crear un gol por partido en el Dortmund, el extremo generó doce goles y seis asistencias en los 82 encuentros que jugó con los de Old Trafford. Un tanto o pase cada 277 minutos.
Su rendimiento decayó, auspiciado por un equipo en ruinas y a la deriva, y el punto de no retorno fue la pelea con Ten Hag.
Sancho decidió volver a casa y empieza a resurgir. Ha alternado titularidades con suplencias, ha participado en seis goles en veinte partidos y ha sido decisivo, como en la ida de semifinales contra el Paris Saint Germain, cuando completó siete regates en la primera parte, más que en cualquier partido completo con el Manchester United y récord de la competición desde John Stones en la final del año pasado contra el Inter de Milán.
Ahora, con el Manchester United en casa desde una bochornosa fase de grupos en la que cayeron ante Bayern de Múnich, Galatasaray y Copenhague -Sancho no jugó ni un minuto-, el atacante jugará su primera final de la Champions. Lo hará con la posibilidad de ser el único inglés, junto a su compañero Jamie Binoe-Gittnes, en ganar esta temporada la Copa de Europa. Y ni así irá a la Eurocopa de este verano, tras no ser convocado por Gareth Southgate. EFE
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