Hace un mes los fans de Isabel Pantoja se quedaban con el corazón en un puño cuando la promotora de su gira anunciaba la cancelación de su concierto en Tenerife, previsto para el día 30 de abril. A través de un escueto comunicado, la empresa informaba que la suspensión se debía a "razones de salud de la artista" y siguiendo "estrictas indicaciones médicas". Desde entonces, han sido numerosos los rumores que han rodeado al estado de salud de la viuda de Paquirri, que al parecer sufriría una dolorosa dolencia llamada tromboflebitis, un proceso inflamatorio que hace que se forme un coágulo de sangre que bloquea una o más venas, por lo general en las piernas, y que sería el motivo por el que Isabel tendría que guardar reposo absoluto durante 15 días. Un periodo de tiempo que ha pasado descansando en Cantora y que le ha servido para recuperarse totalmente. Este sábado 25 de mayo la sevillana actúa en Zaragoza, un concierto muy especial porque hace justo 10 años, en el mismo lugar, se enteró de que tendría que entrar en la cárcel tras ser condenada a dos años por blanqueo de capitales en el marco del Caso Malaya. Emociones encontradas por tanto en Pantoja, ya que se trata de una fecha complicada, pero está dispuesta a darlo todo ante su público y demostrar que está en plena forma tras un mes de baja médica. Y para que todo esté a punto para el sábado, este jueves la artista ha puesto rumbo a Zaragoza acompañada por su hermano Agustín Pantoja. Como suele ser habitual, han cogido un vuelo privado en el aeropuerto de Jerez de la Frontera, esquivando así las preguntas de la prensa, a la que en esta ocasión ha ignorado completamente después de mostrar su mejor versión durante su última aparición en Madrid. Con el pelo recogido en una coleta de caballo, chándal rosa y zapatillas deportivas en el mismo color, Isabel ha subido a buen paso a la furgoneta que la aguardaba para llevarla hasta el avión sin revelar cómo se encuentra y cómo afronta esta esperadísima reaparición.