Gobierno español cree que los resultados catalanes no dañarán la estabilidad parlamentaria

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Antonio del Rey

Madrid, 12 may (EFE).- El Gobierno español está convencido de que los resultados de los comicios catalanes no van a dañar la estabilidad que precisa con sus socios, en especial los independentistas catalanes, para solventar una legislatura que exige muy delicados equilibrios y que tendrá en los presupuestos de 2025 su prueba del algodón.

Es un mensaje que han ido repitiendo en los últimos días varios dirigentes socialistas y miembros del Ejecutivo y que ahora no ven motivo para cambiar, aun siendo conscientes de que el panorama sigue siendo complicado.

El socialista Pedro Sánchez fue investido presidente con los votos de varias formaciones independentistas y nacionalistas de Cataluña, Galicia y País Vasco, así como de otros partidos nacionales de izquierda como Sumar, que integra el gobierno de coalición junto al PSOE.

"Somos especialistas en hacer cosas difíciles", sostenía esta noche uno de ellos desde la sede del PSOE en Madrid, donde el triunfo del líder socialista en Cataluña, Salvador Illa, se ha celebrado con entusiasmo, mirando hacia un Parlamento catalán sin mayoría independentista pero obligado a pactos, tal y como se esperaba.

Los partidos que podrían votar a Illa en una investidura son los que más castigos han sufrido en estas elecciones: el independentista ERC, que salió muy tocado, y la plataforma de izquierdas Comuns que está bajo mínimos; y han sido socios fiables hasta el momento.

Más problemas ha tenido con Junts, la formación del ex presidente catalán Carles Puigdemont (huido de España desde el intento secesionista de 2017) que ha forzado la máquina al máximo y que de hecho imposibilitó la presentación de los presupuestos de 2024 tras hacer sudar tinta al Gobierno de coalición con la ley de Amnistía a los líderes de proceso separatista.

El expresidente catalán, cuyo futuro personal depende de la próxima entrada en vigor de esta norma solo pendiente de aprobación definitiva, queda en segunda posición en un hemiciclo sin mayoría independentista, pero aún así apuesta por un Gobierno "sólido" de "obediencia netamente independentista" y reprueba un tripartito.

Los escaños de Junts en el Congreso de los Diputados son siete y resultan claves para conformar mayorías.

Desde el Gobierno no se vislumbra que la formación de Puigdemont vaya a arriesgarse a dejar caer a Pedro Sánchez porque perderían el gran poder del que ahora disfrutan y que han ejercido sin tapujos, demostrando tener las llaves de la legislatura.

Aunque, advierten, Puigdemont también es impredecible y si se ve sin opciones a gobernar en Cataluña puede abrirse un proceso interno de rumbo desconocido en su formación, pero en este terreno no se atreven a hacer pronósticos.

Tampoco se baraja la posibilidad de que ERC, un socio mucho más cómodo para el Gobierno vaya a apartarse ahora de su estrategia de diálogo, si bien los republicanos han perdido nada menos que 13 escaños en Cataluña mientras los de Puigdemont, expertos en tensar la cuerda, han subido tres.

Por otro lado, una vez superada La ley de Amnistía, que ha centrado el debate político en el arranque de la legislatura española pero que sus promotores consideran ya plenamente asumida a falta de su aplicación, el Gobierno no tiene leyes de semejante calibre en el horizonte y asume que no será un período de gran actividad legislativa.

Es decir, que puede ahorrarse las complicadas cuentas que precisa para aprobar los proyectos legislativos, salvo para la más importante, ya a final de año: los Presupuestos Generales del Estado para 2025.

Ahí sí que necesitará a Junts, junto al resto de sus socios, por muy debilitados que hayan salido algunos de las elecciones catalanas, incluidos los comunes, la extensión catalana de Sumar, el socio de coalición de Pedro Sánchez.

Por todo ello, al siempre complejo panorama que tiene afrontar Pedro Sánchez se podría añadir un oscuro nubarrón, el de la repetición de las elecciones catalanas si Illa no logra ser investido.

Ello pondría otra vez a prueba la delicada red de equilibrios que necesita para seguir adelante con el apoyo de los independentistas catalanes y seguiría ralentizando la posibilidad de aplicar las políticas a las que se comprometió en su investidura.

Enfrente, los conservadores del Partido Popular se ven reafirmados con un espectacular ascenso en Cataluña de 3 a 15 diputados, superando incluso a la ultraderechista Vox, y no parece que vayan a aflojar mucho en su crítico acoso al presidente del Ejecutivo, al menos hasta que pasen las elecciones europeas del 9 de junio, próxima etapa de una carrera que no parece tener descanso. EFE

adr.slp/msh/ie