Dombás ucraniano cumple 10 años de los referéndums de ‘independencia’ sumido en la guerra

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Kiev, 11 may (EFE).- La región del Dombás, en el este de Ucrania, cumple este sábado diez años de los referéndums separatistas organizados por las fuerzas prorrusas en las zonas bajo su control en los óblasts de Donetsk y Lugansk sumida en un estado de guerra que se agravó el 24 de febrero de 2022 con la invasión rusa a gran escala de Ucrania.

Una década después de unas votaciones que a día de hoy sigue sin reconocer la mayor parte de la comunidad internacional, los territorios de Donetsk y Lugansk que en 2014 se escindieron por la fuerza de Ucrania son consideradas por Rusia parte de su territorio.

La Federación Rusa decidió anexionarse las ‘repúblicas populares’ de Donetsk y Lugansk -como se llamaron a sí mismas las dos entidades escindidas de Ucrania- en septiembre de 2022, tras celebrar en ambas regiones otros dos referéndums.

Según los resultados oficiales de las votaciones de 2014, que se celebraron entre denuncias de graves irregularidades y entre combates entre los separatistas y las fuerzas ucranianas que intentaban recuperar el territorio, un 90% de los electores se declararon a favor de separarse de Ucrania.

Ocho años más tarde, el porcentaje de apoyo a la unión a Rusia fue de cerca del 100% en ambas regiones, siempre según unos resultados oficiales cuya legitimidad y veracidad fue rechazada una vez más por el grueso de la comunidad internacional.

Los referéndums de 2014 en el Dombás -territorio situado en la cuenca del río Donets y que incluye a los óblasts de Donetsk y Lugansk- se produjeron en medio de la guerra regional que había empezado un mes antes con la toma de la ciudad ucraniana de Sloviansk (Donetsk) por una milicia separatista dirigida por el exagente ruso Igor Strelkov (apodado Girkin).

Lo que durante ocho años fue un conflicto regional jalonado de declaraciones de alto el fuego entre los rebeldes -apoyados por Rusia con armamento y en ocasiones con tropas, según algunas fuentes- y el Ejército de Kiev tomó una nueva dimensión hace más de dos años al lanzar Rusia su invasión a gran escala de Ucrania.

La agresión directa de Rusia recrudeció las hostilidades y ha provocado un deterioro de la situación para la población civil de Donetsk y Lugansk a ambos lados del frente.

El nuevo statu quo en el Dombás desgajado de Ucrania que buscaban legitimar los referéndums trajo para sus habitantes una realidad marcada por el poder casi ilimitado de las milicias prorrusas, que, según testimonios de exiliados e informes de organizaciones proderechos humanos, normalizaron las detenciones arbitrarias y la tortura.

El décimo aniversario de los referéndums en Lugansk y Donetsk se vive de formas muy distintas en Kiev y en Moscú.

En la capital ucraniana, las autoridades guardan silencio sobre la efeméride siguiendo la política ucraniana de no dar la más mínima apariencia de legitimidad a las votaciones que los rusos y sus partidarios han organizado en territorios que siguen siendo legalmente parte de Ucrania.

Mientras en Moscú, el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha dirigido con un telegrama a los residente de los territorios del Dombás anexionados para prometerles que les devolverá “la paz” y la prosperidad y reafirmarse en las razones esgrimidas por Moscú y las milicias prorrusas de Ucrania para alzarse contra el Gobierno surgido de la revolución del Maidán en Kiev.

Con alusiones a la defensa del idioma ruso mayoritario en Lugansk y Donetsk y a “la agresión de los nacionalistas (ucranianos) llegados al poder en Kiev” tras el derrocamiento en febrero de 2014 del último presidente prorruso de Ucrania, Víktor Yanukovich, Putin les garantizó una victoria en la guerra.

por Marcel Gascón

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