Un proyecto digitalizará la obra de Juan Padrón, el sueño del mayor caricaturista cubano

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La Habana, 30 abr (EFE).- Silvia revisa minuciosamente varias carpetas guardadas en un viejo mueble de cocina. Su reto es claro: cumplir el sueño aplazado de su padre, Juan Padrón, el más famoso de los caricaturistas cubanos, de preservar su vasta obra en el cine de animación.

"Mi papá siempre tuvo el dolor de que su obra estaba archivada como él había podido, por lo que cuando falleció (en 2020) me tracé la meta de rescatar al menos la mayor parte, que ya estaba aquí en la casa", confiesa a EFE la hija de Padrón, mientras muestra caricaturas desconocidas del autor de personajes célebres como el mambí (guerrillero independentista cubano) Elpidio Valdés.

El ingenio del guionista nacido en Matanzas (oeste) fue recogido en acetatos, caricaturas y dibujos que ahora su hija intenta digitalizar "para visibilizar más su obra". Para ello, cuenta con el apoyo técnico y económico de la Embajada de Alemania en Cuba a través de un programa de conservación cultural.

"Todo se va a hacer aquí en Cuba. Lo único que se va a traer de Alemania son los aparatos y el material necesarios para el proceso", explica a EFE la agregada de Cultura y Prensa de la legación germana en La Habana, Vanessa Sánchez.

La diplomática inspecciona también cada copia de los dibujos que Silvia enseña desde el mismo estudio donde su padre concibió películas icónicas de la cinematografía cubana como Vampiros en La Habana.

El pequeño espacio de la casa de Padrón en La Habana está abarrotado de libros de historia universal y cubana, premios que obtuvo a lo largo de su dilatada carrera y una insólita colección de revólveres antiguos en las paredes.

Silvia Padrón, quien además lidera la iniciativa conocida como La Manigua dedicada a promover la obra de su padre, comenta a EFE que el proyecto está en una fase inicial de organización de todo el archivo personal.

"No tenemos idea de la cantidad de documentos que tenemos aquí. Estamos justamente haciendo el inventario para saber lo que hay. Lo organizaremos en un catálogo y luego pasaremos a digitalizarlo", explica.

Esta primera fase debe concluir en dos meses, aunque el proyecto debe completarse en diciembre de este año, acorde con la promotora.

Una vez terminado todo el proceso, pretenden crear una plataforma en línea "donde estarán todos estos documentos para que puedan consultar especialistas y los que quieran estudiar la obra de Juan Padrón".

Vanessa, por su parte, afirma que "vale mucho la pena rescatar y guardar el archivo documental de Padrón porque no sólo es una obra de arte de arte excepcional, sino también tiene un valor añadido porque une a todo el pueblo cubano sin importar la edad".

"Si le hablas a cualquiera de Elpidio Valdés enseguida sabe. Forma parte de la identidad de un pueblo", reconoce la diplomática.

La mayoría de cubanos puede recitar de memoria frases y diálogos enteros de los cortos y películas de este mambí y de otros salidos del ingenio y la pluma de Padrón.

El salto a las pantallas chica y grande a principios de la década de 1980 terminó de convertir al insurrecto Valdés en el animado más famoso de Cuba, que recreó con buen tino y desde una perspectiva cubana la lucha por la independencia de la colonia española entre 1868 y 1898.

El propio caricaturista dijo en varias ocasiones que realizó un estudio riguroso sobre los uniformes, el armamento, las tácticas militares, la vida en campaña y hasta lo que comían los mambises para ofrecer una obra de calidad.

Otros de sus personajes más recordados son los famosos Vampiros en La Habana, un relato humorístico sobre las luchas entre clanes de vampiros mafiosos por una fórmula que les permitiera resistir la luz del sol en pleno Gobierno de Gerardo Machado, en los años 30 del siglo pasado.

Padrón también trabajó con su amigo y colega argentino Quino en la creación de las series "Quinoscopios" y "Mafalda y sus amigos".

Laura Bécquer

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