Koh Samui (Tailandia), 17 abr (EFE).- Los mensajes de Whatsapp del móvil de Daniel Sancho y el análisis de partes del cadáver de Edwin Arrieta han centrado la sesión de este miércoles del juicio contra el joven español por el supuesto asesinato del cirujano colombiano en Tailandia, en la que han declarado tres testigos de la fase dedicada a policías y médicos forenses.
Los nuevos testigos de la Fiscalía declararon en el Tribunal Provincial de Samui en una vista que comenzó alrededor de las 10 hora local (GMT+7) y que duró unas seis horas, tras el receso de cinco días por el Año Nuevo Budista del juicio oral, que se celebra a puerta cerrada desde el 9 de abril.
Entre los testigos de hoy declaró el agente Rachata Chaisongkram, del departamento de turismo de la Policía de la provincia de Surat Thani, que se encargó de extraer las últimas conversaciones de Whatsapp entre Sancho y Arrieta. El policía analizó el contenido del móvil del español y tradujo los mensajes con el traductor de Google.
En la sesión vespertina también declaró como testigo de la Fiscalía la médico forense del Hospital de Phangan, Pongpaka Kaewprasong, encargada de hacer la primera autopsia de cinco de las partes del cadáver de Arrieta halladas por la policía el 6 de agosto.
Estos restos se hallaron en la playa Salad de la turística isla de Phangan, cercana a Samui, muy cerca de la habitación de hotel donde supuestamente tuvo lugar el crimen el 2 de agosto.
Allí se encontraban la cabeza y las manos y, según los análisis forenses, la muerte de Arrieta se pudo producir debido a un golpe fuerte en la nuca.
El informe que la Policía realizó durante dos meses de investigación indica que se hallaron al menos ocho de las diecisiete partes en las que el cadáver del colombiano fue desmembrado. Entre los restos encontrados, además de la cabeza, están la pelvis y las piernas, si bien no apareció el tórax, clave para la autopsia.
Ninguno de los análisis forenses han determinado una causa concluyente de la muerte de Arrieta, que Sancho asegura que se debió a una pelea en el baño de su habitación de hotel, horas después de la llegada del colombiano a la isla, donde habían quedado.
Además, durante la sesión de la mañana, dio testimonio el comandante Yuttakan Chenram, de la comisaría provincial de Surat Thani y encargado de recolectar las pruebas encontradas en varias localizaciones de la isla de Phangan.
Sancho, de 29 años, volvió a hacer preguntas a los testigos durante su declaración de hoy, según revelaron a EFE varias fuentes, con lo que mantiene un papel bastante activo en su defensa.
El joven español ha prescindido además de la interpretación del tailandés al español que había solicitado debido a los problemas que hubo con la traducción por videoconferencia al inicio del proceso la semana pasada, y ahora cuenta con una traductora al inglés en la sala, lo que agiliza y facilita las vistas.
Según el calendario oficial de testigos, las declaraciones de la parte de la Fiscalía van ya con bastante retraso, por lo que no se descarta que el juicio pueda alargarse si no se consigue acomodar a todos antes del 25 de abril, cuando comienza la fase de la defensa.
Está previsto que mañana acudan al tribunal de Samui como testigos varios de los policías que interrogaron a Sancho desde que se presentó en la comisaría de Phangan la noche del 3 de agosto para denunciar la desaparición de Arrieta y después le detuvieron tras su confesión el día 5.
Las tres vistas de esta semana, de miércoles a viernes, se celebran de nuevo a puerta cerrada y con la prohibición del juez de que se den detalles de lo que ocurre en la pequeña sala del tribunal, que acoge a una veintena de personas, incluidos los representantes de la defensa y de la acusación, además de los testigos de ese día.
Tanto el padre del acusado, el actor Rodolfo Sancho, como su madre, la analista de inversiones Silvia Bronchalo, acudieron hoy de nuevo al juicio, que tiene previsto celebrarse hasta el 3 de mayo, además de dos representantes de la Embajada de España que participan como observadores, pues el español se enfrenta a una posible pena de muerte.
El joven español confesó inicialmente el asesinato premeditado y el descuartizamiento de Arrieta, al que conoció un año antes por Instagram y con el que había quedado en la turística isla, si bien después se declaró no culpable ante el juez, cuya identidad es confidencial.