El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha llegado este lunes a la capital de China, Pekín, como parte de un viaje oficial de dos días de duración en el que está programado que se reúna con su homólogo chino, Wang Yi, para abordar cuestiones de interés como la guerra de Ucrania. El cartera diplomática rusa había indicado en la víspera que ambos titulares tienen el objetivo de discutir "una amplia gana de temas de cooperación bilateral, así como la interacción en el ámbito internacional". Para ello, pondrán "énfasis en el trabajo conjunto" en organismos y foros multilaterales como Naciones Unidas, los BRICS, el G20, Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) o la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). "Esta previsto un intercambio detallado de opiniones sobre una serie de 'temas candentes' y temas regionales, incluida la crisis de Ucrania y la situación en la región de Asia y el Pacífico", reza un comunicado. Lavrov y Wang se reunieron por última vez en octubre en Pekín y mantuvieron conversaciones en Moscú en septiembre, en un ejemplo de los fuertes vínculos que siguen manteniendo ambos países a pesar de las presiones internacionales para aislar a Rusia. El comercio entre Rusia, afectada por las sanciones occidentales, y China, la segunda economía más grande del mundo, también está floreciendo tras alcanzar la cifra récord de 240.000 millones de dólares en 2023. China se ha convertido en proveedor de todo tipo de productos, desde ropa hasta maquinaria y automóviles, tras el éxodo de fabricantes occidentales y las múltiples rondas de sanciones. Al mismo tiempo, Rusia ha impulsado la exportación a China de materias primas como carbono y petróleo.