El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha pronosticado este domingo el comienzo de una "nueva era" en el país tras votar en las elecciones municipales de este domingo en las que el mandatario aspira a recuperar la Alcaldía de Estambul tras la sorprendente de rota de su candidato en 2019 frente al opositor Ekrem Imamoglu. "Espero que haya un buen resultado para nuestro país y nuestra nación", ha declarado el presidente tras votar, acompañado de su mujer y primera dama, Emine Erdogan, en la escuela secundaria Saffet Eebi, precisamente en la ciudad de Estambul. Como nota particular, Erdogan ha reconocido el "agotamiento" entre la población dada la sucesión de elecciones de gran calado en el país, teniendo en cuenta las presidenciales que tuvieron lugar en dos vueltas de mayo del año pasado. "Dos elecciones seguidas en tan poco tiempo han cansado a nuestra nación. Entiendo que estéis cansados. Ha sido una campaña muy intensa", ha indicado en comentarios recogidos por 'Gazete Vatan', "pero espero que todos estos comicios sean decisivos para el comienzo de este nuevo siglo de Turquía", ha concluido Erdogan, en referencia al lema ideológico que ha sustentado sus últimas campañas. Erdogan intentará recuperar Estambul a través de su elegido, el exministro de Urbanismo Murat Kurum, en una carrera ahora mismo en situación de empate técnico en las encuestas, como demostró un reciente sondeo de ASAL que concedía Imamoglu (41,9 por ciento) solo un punto porcentual de diferencia frente a su rival (40,8 por ciento). Los comicios locales en Estambul son tan importantes que han desplazado en trascendencia a las elecciones que tendrán lugar a la Alcaldía de la capital del país, Ankara, en manos del también alcalde del CHP Mansur Yavas, por el motivo principal de que los sondeos ahora mismo le conceden una cómoda ventaja frente al candidato de Erdogan, Turgut Altinok. Y, por dar otra explicación, a nivel meramente presupuestario, Estambul representa un gigante urbano, con unas arcas anuales estimadas en 15.000 millones de euros, al que ni siquiera la capital (2.600 millones de euros) puede aspirar.