Caracas, 27 mar (EFE).- Cientos de feligreses acompañaron este miércoles al Nazareno de San Pablo, principal advocación de Jesucristo en Venezuela, en su tradicional procesión en Caracas, en agradecimiento por los milagros que aseguran ha hecho, y para pedir por ellos mismos y su país.
Se trata del tercer recorrido que hace la imagen cargada a hombros desde que se declaró la pandemia en 2020, cuando, al igual que el año siguiente a ese, visitó varias zonas caraqueñas sobre un vehículo acristalado, debido a las restricciones impuestas por el coronavirus.
El Nazareno, con expresión de sufrimiento y una cruz a cuestas, paseado sobre una plataforma decorada con miles de orquídeas, salió de la Basílica de Santa Teresa, uno de los templos católicos más importantes de la capital, hacia una plaza pública cercana, donde se celebró una misa presidida por el cardenal Baltazar Porras, arzobispo metropolitano de Caracas.
En su mensaje, el cardenal describió la actividad como un "encuentro sanador" con el Nazareno, a quien pidió que conceda "la salud del alma y del cuerpo para superar (...) los peligros".
"Cura a los enfermos impedidos, dale la libertad a los encarcelados, conforta a los afligidos, acuérdate de los que migran, fortalece nuestras debilidades y danos la paz. (...) Intercede por nuestra patria, Venezuela", expresó Porras ante los feligreses, la mayoría ataviados con ropa púrpura.
Señaló que el Nazareno, un "ejemplo de entrega total y desinteresada por la vida de todos los que se acercan a él con fe y confianza", ha acompañado, durante siglos, las "penas y los gozos de los caraqueños".
La imagen llegó a Venezuela procedente de España a principios del siglo XVII y fue instalada inicialmente en la hoy desaparecida iglesia caraqueña de San Pablo, donde aseguran que se produjo el primero de los "milagros" que se le atribuyen.
Según la tradición, en 1696 hubo una extraña epidemia, llamada "vómito negro", que azotó a la entonces pequeña población caraqueña, ocasionando decenas de muertes y otros tantos contagiados.
Los caraqueños imploraban al Nazareno el milagro de la cura de la epidemia y en medio de la procesión la imagen tropezó con un limonero, haciendo caer todos sus frutos, que fueron utilizados para hacer el jugo que erradicó la enfermedad.
A partir de ese momento, el Nazareno es considerado el santo más milagroso de la historia venezolana. EFE
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