Paloma Almoguera
Bangkok, 25 mar (EFE).- Acaba de ser nombrada la mejor chef de Asia de 2024 por los conocidos como los "Oscar" culinarios (50 Best) y chef Pam, a los mandos del restaurante "Potong" en el barrio chino de Bangkok, tiene clara su misión tras el reconocimiento: servir de "inspiración" mostrando que se puede liderar entre fogones de forma "compasiva".
"No soy una chef agresiva, siento que la gente puede cometer errores y hay que enseñarles de la manera adecuada. Ser compasivo en la cocina es importante, y especialmente hoy con las nuevas generaciones el viejo método ya no funciona", afirma a EFE la chef Pichaya "Pam" Soontornyanakij desde su restaurante, ubicado en el edificio que albergaba la botica familiar.
Sentada en una de las salas del restaurante, en un majestuoso edificio de cinco plantas construido por su familia hace más de un siglo, la cocinera -que recogerá mañana en Seúl el premio a la mejor chef de Asia por parte de 50 Best- está convencida de que la "compasión" es el mejor ingrediente de su cocina.
"Ahora si no la gente dimitiría... En esta industria es muy difícil encontrar empleados, así que ser compasivo y tratar al equipo como a una familia es muy importante para mí", razona Soontornyanakij.
A sus 34 años, la chef tailandesa de ascendencia china, formada en el restaurante Jean-George's de Nueva York (3 estrellas Michelin) no ha hecho sino cosechar éxitos desde que abrió "Potong" ("Sencillo", en mandarín) en 2021, debutando entonces en la lista de los 50 mejores restaurantes de Asia y consiguiendo su primera estrella Michelin el año pasado.
Para la tailandesa los galardones son "siempre algo bueno, porque reconocen el trabajo duro y la dedicación", y explica por qué para ella el hecho de recibir el premio a la mejor mujer chef, y no al mejor chef en general, no es un descrédito.
"Quizás dentro de 50 años, cuando haya un equilibrio real en la representación de hombres y mujeres en el mundo culinario, entonces no necesitaremos (las mujeres) una categoría especial. Pero ahora tenemos que admitir que no hay suficientes cocineras, y pienso que este premio puede inspirar a muchas chicas jóvenes", argumenta.
"Soy una persona muy positiva y pienso que esto es bueno. Estoy muy honrada", enfatiza,
A los mandos de un equipo de 60 personas, Soontornyanakij se muestra motivada por mostrar "cómo lidera una mujer chef. La gente podría pensar que no podemos trabajar muchas horas, o cargar con peso, o que es una energía diferente en la cocina".
"Quiero que se vea que las mujeres podemos liderar de otra manera. No tiene que ser correcta o incorrecta, pero puede ser diferente y tener éxito", asevera la chef, quien se acostumbró en sus inicios a trabajar largas jornadas y a "no pensar en las vacaciones".
Un comienzo que también recuerda con cariño, rodeada según afirma de "profesionalidad" y de una pasión que en su caso nació muchos años antes de ponerse la chaquetilla de chef: fue al ir con su madre al mercado en Bangkok a comprar ingredientes o verla cocinar para su familia.
"Es una cocinera apasionada. Y mi pasión empezó ahí", indica, si bien le llevó unos años lanzarse a estudiar cocina a tiempo completo. "Cuando era pequeña no sabía que podía ser una profesión", afirma, y cuenta cómo su madre la animó a formarse cuando se dio cuenta de que era su vocación.
Así, la esencia familiar no se encuentra solo en las paredes de "Potong", donde su tatarabuelo empezó vendiendo medicina tradicional china, sino también en los platos que cocina la chef, comida tailandesa-china con siglos de tradición pero a la que le gusta incorporar "elementos sorpresa".
En consecuencia, el mejor cumplido que alguien puede hacerle no es que su comida es "la más deliciosa". "Lo que más feliz me hace es que un cliente me diga que mi familia debe estar orgullosa", dice a EFE, y comparte su próxima ambición: que el restaurante se conozca fuera de su país.
"Quiero que Potong sea una visita obligada para aquel que venga a Tailandia. Y para ello seguiremos mejorando". EFE
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