La instancia independiente por abusos en la Iglesia de Francia ha recibido 1.351 demandas

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París, 14 mar (EFE).- La Instancia Nacional Independiente de Reconocimiento y Reparación (INIRR), creada por la Iglesia Católica francesa para las víctimas de abusos sexuales de sus miembros, había recibido 1.351 demandas hasta finales de 2023, un año en que hubo una ralentización de solicitudes.

Si en el verano de 2022, poco más de medio año después de su creación en noviembre de 2021, se llegó a 1.000 demandas, el ritmo ha bajado significativamente y ahora llegan de 15 a 20 demandas mensuales, explicó este jueves la presidenta del INIRR, la inspectora de Justicia Marie Derain de Vaucresson en la presentación de su informe anual.

La razón de esa disminución de la cadencia tiene que ver con una menor visibilidad pública del problema después de su eclosión a finales de 2021, señaló la presidenta, que recordó que está previsto que este dispositivo siga abierto al menos hasta el verano de 2026.

Un 97 % de las personas han solicitado una reparación financiera, y de las 489 decisiones que se han tomado hasta finales del pasado año para indemnizarlas, a 88 de esas víctimas se les ha concedido el máximo establecido que es de 60.000 euros.

La media de las 358 reparaciones acordadas en 2023 fue de 35.310 euros.

Por ahora la Conferencia Episcopal ha establecido una dotación presupuestaria de 20 millones de euros, peo está en marcha una solicitud para incrementar esa cifra, recordó Derain de Vaucresson, que hizo hincapié en que esa no es una competencia del organismo que preside, porque su "responsabilidad es acompañar de la mejor manera a las personas víctimas".

Pero más allá de esas indemnizaciones económicas, la INIRR, que reivindica su carácter independiente por contar entre sus 12 miembros con psicólogos, magistrados o educadores, también ha puesto en marcha lo que llama "procedimientos restaurativos", de los que se validaron 187 el pasado año.

Su contenido, a diferencia de las dotaciones económicas, los eligen las propias víctimas, destacó la presidenta, que hizo hincapié en que "son esenciales porque se encarnan en la vida real de las personas".

Precisó que en algunos casos los solicitantes piden dentro de ese "procedimiento restaurativo" hablar con un representante de la Iglesia o recibir información sobre el autor de los abusos, que en la mayoría de los casos era un cura.

Derain de Vaucresson insistió en que "el reconocimiento es una etapa esencial de la Justicia transicional" y en que el carácter independiente de la Iglesia del organismo que dirige, en el que trabajan una cuarentena de personas, "no es negociable".

La edad media de las personas que ha recurrido a la INIRR fue en 2023 de 61 años. Un 66 % son hombres y el 34 % mujeres. En el momento en que fueron objeto de abusos sexuales por miembros de la Iglesia, un 51 % tenían entre 11 y 15 años y un 39 % entre 6 y 10 años.

Los abusos se produjeron principalmente en centros escolares (23 % de los casos), durante sesiones de catecismo (18 %), en la residencia del religioso (17 %) o en asociaciones juveniles vinculadas a la Iglesia (17 %).

En su informe, la INIRR pone el acento en que los abusos sexuales tienen repercusiones "significativas y persistentes" en la vida de las víctimas.

En los casos que ha estudiado, un 32 % han tenido consecuencias psicológicas, que van desde episodios de depresión a ideas suicidas o desajustes en el comportamiento alimentario. Para un 28 %, han acarreado igualmente problemas en las relaciones sociales y afectivas. EFE

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