Álvaro Alfaro
Pekín, 13 mar (EFE).- El fervor nacionalista de muchos internautas chinos ha puesto últimamente en aprietos a grandes empresas como Huawei y Nongfu Spring y a figuras como el nobel de Literatura Mo Yan, acusados de cercanía a Japón y de "ofender a los mártires revolucionarios" chinos.
La controversia salpicó a Huawei cuando usuarios de la red social Weibo, similar a X, bloqueado en China, criticaron el nombre de su línea de microchips Kirin.
El nombre alude a un unicornio de la mitología china, llamado en mandarín "qilin". Pero para el mercado internacional, Huawei eligió "kirin", que corresponde a la pronunciación japonesa, lo que ha granjeado críticas a una empresa considerada un símbolo de la pujanza tecnológica china por los sectores más nacionalistas de las redes del país.
Polémica por elementos japoneses
Los días previos a la controversia por Huawei ya estuvieron marcados por una campaña contra la empresa de bebidas Nongfu Spring, en cuyos envases los internautas más quisquillosos hallaron elementos referentes a Japón.
Así, apuntaron al diseño del carácter chino "té", en el que encontraron similitudes con el polémico santuario tokiota de Yasukuni, ligado al pasado militarista japonés, y al dibujo de una rodaja de pomelo en una etiqueta, que juzgaron demasiado parecido al emblema imperial nipón.
La campaña generó millones de visualizaciones en las etiquetas relacionadas con el tema en Weibo: "Nongfu promociona la cultura de té japonesa, pero no menciona la china... Es propaganda a favor de Japón", lamentaba un usuario de la red, donde algunos consumidores publicaron vídeos arrojando al retrete bebidas de la marca y pidieron un boicot.
"La turba populista y nacionalista está fuera de control en las redes sociales chinas", aseguraba el analista del Centro para China y la Globalización Zichen Wang en su cuenta en X, si bien otros expertos creen que se trata de grupos minoritarios no movidos necesariamente por razones patrióticas.
"Esta gente no ama a su país, aman las visualizaciones y el tráfico de visitas", explicaba un comentarista en Weibo.
Sea cual sea el motivo de estas campañas, su efecto es real: las acciones de Nongfu Spring en la Bolsa de Hong Kong, donde cotiza, han llegado a caer hasta un 6,5 % desde inicios de marzo.
"Es triste que se ataque a personas y empresas líderes en nombre del patriotismo. No debemos permitir ser coaccionados por la opinión pública. La recuperación económica depende de las acciones, no de las palabras", aseguró Zhou Dewen, un representante empresarial citado por el diario South China Morning Post en referencia a la desaceleración económica de China.
En los últimos años, empresas occidentales como Carrefour, HM, Nike o Dolce y Gabanna han sufrido boicots de los consumidores chinos a cuenta de cuestiones políticas o culturales, algo que evidencia los riesgos que enfrentan las empresas que operan en la segunda economía mundial.
Ni siquiera el nobel de literatura chino Mo Yan (2012) se ha librado del escrutinio de los usuarios más radicales.
Un usuario con 220.000 seguidores lidera una campaña para demandarle por "insultar al Ejército Popular de Liberación (EPL, Ejército chino) y al difunto presidente Mao Zedong.
Según este internauta, Mo difamaba en algunas obras al ejército del gobernante Partido Comunista Chino en su descripción de su resistencia a la invasión japonesa en los años 30 y "embellecía" al Ejército japonés, que cometió en China graves crímenes de guerra como sistemáticas matanzas de civiles, experimentación con armas biológicas o esclavización sexual de mujeres.
Además, el activista halló un antiguo vídeo televisivo en el que el editor Wang Bin narraba que, visitando un lugar en las montañas Jinggang (centro) que habitó Mao, un "famoso escritor" que iba con él aseguró que "le encantaría" orinar sobre la cama del expresidente, declaraciones que el internauta atribuye a Mo.
El usuario asegura haber demandado al escritor por una compensación de 1.500 millones de yuanes (208 millones de dólares, 191 millones de euros): "Un yuan por cada chino por pérdida de reputación".
La difamación al Ejército es delito en China, donde casos de declaraciones consideradas vejatorias contra las fuerzas armadas recientemente acabaron con multas o días de detención para los acusados.
Hu Xijin, influyente exdirector del periódico oficialista Global Times, señaló en su cuenta de Weibo que demandar a Mo era una "farsa", cuyo apoyo representaba "una tendencia muy alarmante en la opinión pública". EFE
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