Redaccción Ciencia, 13 mar (EFE).- Las dinámicas entre los depredadores y sus presas en el reino animal son parte del intrincado equilibrio que mantiene a los ecosistemas y que, a veces, puede llegar a ser realmente sorprendente. Hoy un estudio sobre las anémonas marinas demuestra que estas interacciones también pueden ser muy complejas.
El estudio, realizado por Yehu Moran, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Hebrea, se basa en la Nematostella vectensis, una anémona marina estrellada, pariente lejana de corales y medusas, cuyo principal depredador es el camarón herbívoro.
El primer hallazgo inesperado del estudio, cuyos resultados se publican este miércoles en la revista científica Science Advances, fue averiguar que esta población nativa de anémonas carecía de la neurotoxina Nv1.
El equipo descubrió que la ausencia de esta neurotoxina atraía a los peces mummichog, que son los principales depredadores de los camarones herbívoros. Es decir, la ausencia de esta toxina desempeñaba una función defensiva indirecta para la anémona al atraer a los depredadores de los camarones herbívoros, sus grandes enemigos.
Los resultados revelan que, aunque las anémonas sin la neurotoxina muestran una notable reducción de sus capacidades defensivas, lo compensan con otras interacciones dentro de su ecosistema, incluso involucrando a otros organismos diferentes a nivel molecular.
La importancia del estudio radica no sólo en el avance de nuestra comprensión de las relaciones depredador-presa, sino también en el descubrimiento de una cautivadora compensación evolutiva, subrayan los autores.
"La reducción de los niveles de Nv1 en las anémonas no sólo repercute en sus capacidades defensivas, sino que también provoca un crecimiento más rápido y un aumento de las tasas de reproducción sexual y asexual", explica Moran.
Además, los investigadores han utilizado una herramienta pionera de manipulación genética que permite explorar los efectos directos e indirectos de los genotipos de toxinas en la dinámica depredador-presa.
Los autores concluyen que estos descubrimientos tienen implicaciones más amplias para la ecología marina, ya que pueden servir de base a los esfuerzos de conservación y contribuir a una comprensión más matizada del delicado equilibrio de los ecosistemas.