Leópolis (Ucrania), 12 mar (EFE).- Los 66.750 crímenes de guerra rusos documentados hasta ahora en Ucrania por el Centro para las Libertades Civiles, premio Nobel de la Paz 2022, son sólo la punta del iceberg, afirmó a EFE su líder, Oleksandra Matviichuk, que pide ayuda militar urgente para Ucrania para detener a Rusia.
La defensora de derechos humanos, de 40 años, ha estado recabando testimonios de las víctimas de la invasión rusa desde el inicio de la guerra hace más de dos años en un esfuerzo por garantizar que reciban justicia, aunque sea con retraso.
Solamente durante estos dos años de guerra a gran escala ha documentado, junto con varios colaboradores, 66.748 crímenes de guerra rusos. "Es solo la punta del iceberg", advirtió Matviichuk.
Matviichuk ahora se encuentra en una situación en la que considera que la ley y el orden sólo pueden restablecerse por la fuerza.
"Necesitamos ayuda militar. La primera prioridad es dotar a Ucrania de armas para poder defender nuestro país, nuestro pueblo, nuestra elección democrática y evitar que se produzcan nuevos crímenes de guerra rusos", subrayó.
Según Matviichuk, cometer crímenes de guerra es una política deliberada del Estado ruso, que ha aplicado no sólo en Ucrania sino también en Chechenia, Georgia, Siria y otros lugares.
"Rusia instrumentaliza el dolor. Las tropas rusas intentan quebrar la resistencia popular y ocupar el país infligiendo un enorme sufrimiento a la población civil", afirmó.
Recordó que las tropas rusas bombardearon deliberadamente edificios residenciales, escuelas, iglesias, museos y hospitales, bombardearon corredores de evacuación y torturaron a personas en campos de filtración.
También deportan a niños ucranianos a Rusia, prohíben el idioma y la cultura ucranianos y maltratan gravemente a los civiles en los territorios ocupados, señaló.
Ucrania y sus socios en el extranjero no tienen "ningún derecho moral" a abandonar a la gente bajo la ocupación rusa "para que la sometan a tortura y muerte allí", subrayó Matviichuk.
Dijo que algunas personas en países estables no se dan cuenta de por qué los ucranianos dicen que no tienen otra opción que seguir luchando. Estas personas se equivocan al creer que aceptar la ocupación, como parte de un "acuerdo de compromiso", pueda ser preferible a continuar la guerra.
La ocupación rusa es simplemente "otra forma de guerra", donde la gente "no tiene herramientas para defender sus derechos, sus vidas, sus propiedades y a sus seres queridos", subrayó.
"La ocupación no consiste simplemente en cambiar la bandera de un Estado por la de otro. La ocupación significa violencia sexual, tortura, desapariciones forzadas, negación de la identidad, adopción forzosa de tus hijos, campos de filtración y fosas comunes", enfatizó.
"Si dejamos de luchar dejaremos de existir", afirmó la defensora de derechos humanos.
Aunque detener la agresión es la prioridad, garantizar justicia para las víctimas también es primordial. El mundo necesita poner fin a la impunidad de Rusia, de la que ha disfrutado a pesar de haber iniciado conflictos en todo el mundo durante décadas, dijo también Matviichuk.
"Si queremos evitar guerras en el futuro, tenemos que castigar a los estados y a sus líderes que las inician en el presente", subrayó, refiriéndose a la necesidad de crear un tribunal especial para castigar a los presidentes ruso, Vladímir Putin, y bielorruso, Alexander Lukashenko, y a todos los altos cargos políticos y militares del estado ruso por iniciar la guerra.
Lukashenko apoya a su más estrecho socio Putin política y logísticamente en su guerra contra Ucrania, y permitió en febrero de 2022 que las tropas rusas invadieran ese país desde Bielorrusia.
Un tribunal así debería establecerse "ahora", antes de que termine la guerra. "La justicia no debería depender de cómo y cuándo terminará esta guerra", recalcó Matviichuk.
Para que esto suceda se necesita "la voz de todos los gobiernos democráticos del mundo", así como liderazgo político, honestidad y valentía, afirmó.
"Los políticos deben ser honestos cuando dicen que creen en las ideas de la libertad y dignidad humana y ratificar estas palabras con acciones decisivas", subrayó.
Matviichuk también expresó su "sincera gratitud", por la "valentía y honestidad" de defensores rusos de derechos humanos como el recientemente encarcelado Oleg Orlov, director del Centro de Derechos Humanos Memorial, desmantelado por la Justicia rusa, que "siempre llama guerra a la guerra" y no operación militar especial, el eufemismo utilizado por el Kremlin,
Personas como Orlov, añadió, intentan superar el estado de ánimo imperialista" en una sociedad tan militarista como Rusia.
"Es extremadamente difícil para ellos porque son una minoría y se enfrentan no sólo al régimen de Putin, sino a toda la opinión pública. La historia recordará este gesto", afirmó.
Rostyslav Averchuk