Bogotá, 28 feb (EFE).- El color y la música característicos del circo tradicional dan un giro en el encuentro "Achura Karpa" en Bogotá, donde se mantienen las clásicas acrobacias que, en escenarios al aire libre, adoptan un carácter ancestral con rituales que llaman a los cuatro elementos de la naturaleza.
Desde hoy y hasta el domingo 3 de marzo, la magia y la tradición del circo internacional se presentan en la capital colombiana con motivo de la Conferencia internacional Circo y los Otros (CaiO, siglas en inglés), que por primera vez en sus cuatro ediciones tiene la sede en un país latinoamericano.
"Con la fuerza de la madre tierra vamos a agradecer al cosmos", pronunció el guía espiritual del grupo mexicano Los Voladores de Papantla, los elegidos para inaugurar el evento circense con su culto al sol conocido como la 'Danza de los Guaguas' o de los Voladores.
En la última media hora de luz del día, seis danzantes, considerados embajadores de la cultura totonaca procedente de Veracruz, México, entraron bailando sincronizados a la plaza del Centro Cultural Gabriel García Márquez con la música de una flauta, un pequeño tambor y unas maracas de madera llamadas sonajas.
Uno de los integrantes, el músico que viste de blanco a diferencia de los danzantes que van adornados con vivos colores, es el primero en comenzar el ritual en el altar, llevando a su boca un trago de aguardiente para escupirlo sobre una máscara de madera de 'kiwikgolo', el Dios del Monte del pueblo totonaco, sobre el que después exhala el humo de un puro.
Los otros cinco artistas le siguen bajo la atenta mirada de los asistentes: niños y adultos, locales e internacionales que acudieron a presenciar el ritual y que se unieron al guía espiritual con gritos a la madre naturaleza antes de comenzar.
El momento más impactante del ritual de los "voladores", como ellos le llaman, llega cuando dejan las sonajas en el suelo y cuatro de ellos suben a una cruceta de madera. El músico aumenta el ritmo y los cuatro hombres se dejan caer hacia adelante utilizando la gravedad y su fuerza para girar en los cuatro extremos de la cruz.
En declaraciones a EFE, el presidente del Consejo para la protección del ritual, Emilio Francisco Dorantes, explica que "los cuatro que se suben a la cruceta representan a los cuatro elementos y son quienes piden a los dioses mientras los de abajo danzan y agradecen".
La ceremonia, que termina con los danzantes ofreciendo frutas al público o asistentes, es una tradición que pasa de padres a hijos. "Yo llevo 27 años haciéndolo y me enseñó mi padre", en palabras de Emilio.
El ritual ancestral, que fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2009, es una de las representaciones que se mostrará en el ciclo circense de Bogotá diariamente.
El objetivo del encuentro, según dijo a EFE su directora, Olga Lucia Sorzano, es transformar la imagen del circo, "abandonar la idea de que el circo nació en Europa y visibilizar que en Latinoamérica ya existían este tipo de representaciones performadas".
Desde la organización, celebran que con esta conferencia pueden "retar la idea de que el circo llegó al continente con la colonización", afirma Sorzano.
Esta es la primera edición del evento internacional en Latinoamérica tras sus tres ediciones anteriores en Canadá (2016), República Checa (2018) y Estados Unidos (2021); y en la muestra bogotana se juntarán compañías circenses de Estados Unidos, Europa y África.
"Achura Karpa" fusiona las palabras quechuas "achuray", cuyo significado es "forma de compartir; de encuentro", y "karpa", el espacio donde se comparten la palabra y los juegos bajo un mismo toldo.
Paula Cabaleiro