La Paz, 27 feb (EFE).- Doce sobrevivientes de violencia sexual en Bolivia abren sus corazones en un libro para compartir historias de quiebre, lucha, coraje y resiliencia, con un mensaje que no busca generar compasión, sino ser una voz de alerta para prevenir estos sucesos, y a la vez ayudarles en el proceso de sanación.
'Jamás tuve la culpa y ahora lo sé. Historias reales de violencia sexual' es el título del libro escrito por integrantes del Proyecto GSN Fénix Bolivia con apoyo de la organización Misión Internacional de Justicia Bolivia (IJM en inglés).
El proyecto nació en 2018 para "generar incidencia" en la sociedad y reúne a personas que han sufrido algún tipo de violencia sexual "que ya se encuentran en un proceso de restauración", explicó a EFE la directora de la Oficina de Campo de IJM, Alejandra Cámara.
Un primer libro se publicó el año pasado y hace unos días se presentó en La Paz la segunda edición "con 12 nuevas historias sobre su resiliencia", señaló.
"No se relata una historia de agresión, se relata una vida de lucha, coraje y valentía que puede ser ejemplo para muchas mujeres y varones, para que muchas adolescentes, niñas y niños puedan animarse a develar su historia", manifestó Cámara.
La directora aclaró que la persona que sufre violencia sexual "es víctima en el momento del hecho" y cuando "va tal vez cargando este peso sobre sus hombros sin contarlo a nadie".
Pero una vez que se animan a contar su historia y que "transforman este paso a una verdad a luz y darse cuenta de que no es su culpa, son sobrevivientes".
Al presentar el libro, el responsable del proyecto Fénix, Jorge Paredes, señaló que las personas que viven por mucho tiempo con el dolor de haber sufrido violencia sexual sin expresarlo "pueden tener un sufrimiento psicológico personal muy grande".
"Y es contra lo que queremos luchar con este libro, que llegue a muchas personas que podrían estar viviendo alguna situación parecida, en la cual se sientan solas, desprotegidas, con esos sentimientos de culpa, con esa vergüenza social que muchas veces hará que escondan el evento traumático", dijo Paredes.
El libro lleva la ilustración de un ave fénix en la tapa y en la presentación defiende que, si bien un agresor puede dañar físicamente a una persona, "nunca podrá tocar su alma" y que los sobrevivientes "renacen de sus cenizas para elevarse con fuego hacia una nueva vida".
Las historias se cuentan bajo seudónimos, como el de 'La zurda' o 'Medusa', quien comentó a EFE que la experiencia de escribir "ha sido muy importante" porque le ayudó en su "proceso de sanación".
Al compartir su historia, 'La Zurda' quiere "ayudar a otras personas que están pasando por lo mismo" que pasó ella, en especial a los menores, además de reclamar que las leyes sean "más contundentes" para castigar a los agresores.
'Kitty Cat', una sobreviviente que escribió en el primer libro, dijo a EFE que el objetivo del grupo es que, mediante estas historias, se generen mecanismos de prevención de este tipo de violencia.
"Queremos que la sociedad conozca esta temática que aún existe y que no todos los sobrevivientes o las personas que han sufrido la violencia sexual han quedado sin vida, somos muchas que seguimos con vida, seguimos fuertes y cada día luchamos por salir adelante", zanjó.
Cada historia es distinta, aunque con algunos factores comunes, como la figura del padre ausente, o con problemas de alcohol o violento, las madres que luchan por sacar adelante a sus familias y el silencio prolongado tras el abuso.
Los agresores son hermanos, tíos, primos, supuestos amigos y en algunos casos desconocidos, y muchos de los sobrevivientes fueron culpados por sus entornos, lo que incluso les llevó a querer suicidarse.
Una de las historias pone en evidencia el calvario que deben sufrir las personas que se animan a denunciar estos hechos y que son maltratadas por policías, forenses y la misma Justicia que nunca llega.
Datos de un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones en Ciencias del Comportamiento (IICC) de la Universidad Católica Boliviana e IJM señalan que cuatro de cada 10 adolescentes y una de cada dos mujeres han experimentado alguna forma de violencia física o sexual a lo largo de sus vidas.
Gina Baldivieso