La muerte de Navalni marca el primer día de la Conferencia de Seguridad de Múnich

Guardar

Rodrigo Zuleta

Múnich (Alemania), 16 feb (EFE).- La noticia de la muerte en prisión del líder opositor ruso, Alexéi Navalni, marcó este viernes el primer día de la Conferencia de Seguridad de Múnich, en la que su esposa, Yulia Naválnaya, sacó fuerzas para subir al podio y prometer que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, pagará por ello.

En una jornada en la que participaron, entre otros, los presidentes de Colombia y de Guatemala, Gustavo Petro y Bernardo Arévalo, la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, y el secretario general de la ONU, António Guterres, la aparición por sorpresa de Naválnaya fue recibida por aplausos y muestras de apoyo.

"No sé si debemos creer las terribles noticias que recibimos, que recibimos solamente de medios oficialistas. Desde hace muchos años (...) no podemos creer ni a Putin ni a su Gobierno. Mienten constantemente. Pero si esto es verdad, quisiera que sepan Putin y todo su entorno -su Gobierno, sus amigos- que serán castigados por lo que han hecho con nuestro país, mi familia y mi esposo", dijo.

"Serán llevados a la justicia y ese día llegará pronto", insistió, y pidió a la comunidad internacional luchar unidos contra el "mal" del régimen de Putin.

Tanto Harris, que había intervenido en la conferencia inmediatamente antes y dijo que la muerte de Navalni sería una muestra más de "la brutalidad de Putin", como la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, que dio un sentido abrazo a Naválnaya, dieron muestras de apoyo a la esposa del opositor ruso.

El representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, por su parte, tuvo un encuentro con Naválnaya en Múnich, donde asiste también a la conferencia, para expresarle su solidaridad.

"Pese a que no se le ha permitido visitar a Navalni durante años tras sentencias con motivación política y su arresto injustificado, el espíritu de Yulia es inquebrantable. Putin es responsable de asesinato y rendirá cuentas", escribió en la red social X.

En medio de una conferencia a la que por tercera vez consecutiva no asisten representantes oficiales de Moscú, la muerte de Navalni reforzó un protagonismo que ya tenía Rusia debido a la guerra de agresión a Ucrania como amenaza al derecho y al orden internacional.

Borrell, en un encuentro con periodistas antes de la noticia de la muerte de Navalni, había definido a Ucrania como una de las principales preocupaciones europeas junto con Oriente Medio.

La amenaza rusa ha obligado a los europeos a incrementar sus esfuerzos en Defensa y a despedirse de lo que se conoció como "los dividendos de la paz" tras el fin de la Guerra Fría.

Guterres, en el discurso inaugural, abogó por una paz justa "para Ucrania y para el mundo", y dijo que una guerra como la rusa, en clara violación de la Carta de las Naciones Unidas, "no tiene lugar en la Europa del siglo XXI".

"Dos años después, el coste en vidas humanas y sufrimiento es atroz y el impacto en la economía mundial ha sido particularmente devastadora para los países en desarrollo", señaló.

Guterres abogó por una paz "en línea con la Carta de la ONU y el derecho internacional, que establece la obligación de respetar la integridad territorial de los Estados soberanos".

Petro quiso en su intervención darle un matiz distinto a la conferencia y dijo que, en un mundo en que se habla de guerra, en Colombia se habla de paz y agregó que "no es la primera vez".

Luego se refirió al conflicto de Gaza y pidió escuchar la "voz global" expresada en las votaciones de la Asamblea General de la ONU pidiendo un alto al fuego.

"La Humanidad ha votado en la ONU el fin de las guerras, ¿por qué no nos hacen caso? ¿Por qué tienen más aviones? Pues más aviones es la barbarie, más votos es la democracia, la civilización y la humanidad", dijo.

A su lado, Guterres había advertido que la situación en Gaza es "una muestra terrible" del estancamiento de las relaciones globales, y advirtió de nuevo de que una ofensiva militar terrestre del Ejército israelí en Rafah, en el sur de la Franja, sería devastadora para los gazatíes desplazados.

En un acto paralelo, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, defendió la acción militar de su país en Gaza contra la organización terrorista Hamás a la que calificó de "nazi", y dijo que se trataba de una guerra del mundo libre contra el islamismo fundamentalista.

Katz advirtió también del papel de Irán en la región -con su apoyo a Hamás y a otras organzaciones como las milicias hutíes- y dijo que también puede convertirse en un peligro para Europa.

Guardar