La imputación de Trump en Georgia, pendiente del escrutinio a la fiscal por un noviazgo

Guardar

Washington, 16 feb (EFE).- Tras dos días de escarnio público en una audiencia en la que se han ventilado detalles íntimos sobre su vida, la investigación sobre Fani Willis, la fiscal que encabeza el caso contra el expresidente Donald Trump (2017-2021) por su intento de revertir las elecciones de 2020 en Georgia, queda a la espera de la decisión de un juez.

Un joven magistrado conservador, Scott McAfee, será el encargado de considerar, en una fecha que no ha detallado, si Willis debe ser descalificada del caso por haber mantenido una relación romántica inapropiada con un fiscal al que ella misma contrató.

Si el juez estima sacarla del caso, en el que están involucrados Trump y 18 acusados, este quedaría pendiendo de un hilo porque no está claro si otro fiscal en Georgia estaría dispuesto a hacerse cargo por sus complejas implicaciones políticas y legales.

Tras una investigación de más de tres años, la fiscal de distrito del condado de Fulton logró armar el caso contra el expresidente y utilizó en su contra la ley RICO, conocida por emplearse contra los integrantes de la mafia y aplicada para garantizar que los líderes de una asociación criminal, y no solo sus subordinados, rindan cuentas ante la Justicia.

Para armar el caso -la acusación más compleja para el expresidente de los cuatro juicios penales que enfrenta- tuvo que contratar a varios fiscales, entre ellos a Nathan Wade, con quien mantuvo una relación de varios meses posterior a la contratación, según insisten ambos.

Un noviazgo que acabó el verano pasado pero que fue sacado a la luz por uno de los acusados con Trump, el director de campaña Michael Roman, quien denunció que Willis se benefició financieramente de la elección de Wade ya que, presuntamente, la llevaba a lujosas vacaciones que él pagaba.

Tanto Willis como Wade declararon por escrito que la relación comenzó después de que fuera contratado y que los viajes, cenas y demás solían pagarlos a medias, o cada vez uno.

Pero el juez estimó oportuno que ambos declararan en persona y el jueves subieron al estrado a someterse a preguntas íntimas sobre sus vidas privadas y su relación.

Lo hicieron durante tres horas cada uno, en una audiencia que fue televisada, seguida y comentada en todo el país.

El propio Trump, que tiene a Willis como un foco frecuente de insultos, comentó: "Están hablando del 'escándalo Fani' de Georgia en todo el mundo (...) No puedo creer que el poder judicial del estado de Georgia, o el gobernador, puedan estar contentos con esta humillante vergüenza", apuntaba esta madrugada a través de su red social Truth Social.

La fiscal se mostró notablemente molesta en su declaración, en la que tuvo que responder a preguntas sobre su economía familiar, sus relaciones amorosas o incluso su vida sexual después de que uno de los abogados insinuara que se acostó con Wade la noche en la que se conocieron.

No fue suficiente verla a ella en el estrado. Este viernes hicieron subir a su padre, John Floyd, un octogenario que narró, entre otras cosas, el infierno que se desató para Willis cuando imputó a Trump, con constantes amenazas de muerte tras las que tuvo que mudarse de casa.

"Dijeron que iban a volar la casa, que la iban a matar, que iban a matarme, que iban a matar a mis nietos", apuntó Floyd. De él, contó hoy, heredó Fani Willis la costumbre de tener dinero en efectivo en casa.

"Su señoría, no estoy tratando de ser racista (...) pero la mayoría de los negros guardan en casa dinero en efectivo", declaró.

La costumbre de Willis de pagar en efectivo podría salirle cara a la fiscal. Ayer explicó que en muchas ocasiones le pagó viajes a Wade con dinero en efectivo, y que por lo tanto no tenía opción de demostrarlo.

El juicio todavía no tenía fecha y está pendiente de la decisión del Supremo después de que Trump impugnara la decisión del tribunal de apelaciones del Distrito de Columbia que desestimó la inmunidad del expresidente.

Pero sin duda el escrutinio a Willis lo ralentizará más, una situación ideal para Trump, quien busca dilatar lo más posible sus procesos penales para que no se celebren antes de las elecciones presidenciales de noviembre. EFE

pem/mgr/jrh

Guardar