El ocaso de los comunistas en Portugal

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Lisboa, 15 feb (EFE).- Con más de un siglo de historia y el título de partido más longevo de la política portuguesa, los comunistas viven su ocaso tras varias caídas electorales y con los sondeos en contra, pero se resisten a que la ida a las urnas el próximo 10 de marzo se convierta en su sentencia de muerte.

El Partido Comunista Portugués (PCP) llegó a tener más de 40 diputados a finales de los 70 y es un actor fundamental de la democracia lusa, como demostró en 2015, cuando fue indispensable para permitir llegar al poder al socialista António Costa.

Desde entonces, su decadencia se ha acentuado y en la última legislatura contó sólo con seis escaños, el peor resultado de su historia.

Ante unas encuestas que vaticinan una nueva caída, una incógnita se cierne sobre la formación: "¿Lucha por la supervivencia en estas elecciones?", le preguntaron recientemente a su secretario general, Paulo Raimundo, en un debate.

Desde el partido se niegan a sentirse sentenciados a muerte.

"No es un hecho inevitable. No podemos tomarlo como una sentencia, como una fatalidad", aseguró en una entrevista con EFE João Ferreira, miembro de la Comisión Política del PCP.

El responsable reconoció que hay "dificultades" y habló de un "marco político, social y mediático bastante adverso", pero insistió en que el objetivo es reforzar los resultados.

Los comunistas son, junto al Socialista y al Social Demócrata (centroderecha), uno de los tres partidos lusos que ha conseguido siempre representación en el Parlamento desde que llegó la democracia.

Ahora acusa el envejecimiento de sus votantes, a pesar de que ha habido un relevo generacional en su liderazgo: Raimundo tiene 47 años, casi 30 menos que su predecesor, Jerónimo de Sousa.

"Todos, con el paso del tiempo, vamos envejeciendo. Esto tiene que ser compensado por la conquista de nuevos votantes", señaló Ferreira, que si bien destacó que hay "resultados animadores", admitió que la movilización entre las generaciones más jóvenes todavía no es suficiente.

En los últimos dos años, el PCP ha recibido críticas por su posición ambigua sobre la guerra de Ucrania. Se ha quedado solo en la votación de diferentes resoluciones contra Rusia y ha reprobado al régimen "xenófobo y belicista" de Volodímir Zelenski.

También se ha distanciado de las posturas de fuerzas progresistas en cuestiones como la eutanasia, con su voto en contra.

El partido centra su lucha en el refuerzo de las condiciones de los trabajadores y los pensionistas, y en la mejora de los servicios públicos.

"El país tiene condiciones ya hoy para pagar un salario mínimo muy por encima", consideró Ferreira, quien apuesta por subirlo este año de los 820 euros actuales a 1.000, aunque no se compromete con cifras para toda la legislatura.

La meta es "aproximarse a la media europea", no sólo a través de la subida del mínimo, sino también con aumentos de los sueldos de la administración pública que incentiven el mismo camino en el sector privado y den más fuerza a los trabajadores en la negociación salarial.

El PCP cree que mejorar las condiciones de profesores y profesionales de la salud es indispensable para hacer frente a la degradación que sufren estos servicios públicos.

La sanidad "está en un proceso de desmantelamiento para favorecer el negocio privado", defendió el comunista, que propone un régimen con aumentos de sueldo para los médicos que se dediquen en exclusiva a la sanidad pública y que los docentes recuperen el tiempo de antigüedad que tienen congelado.

También proponen más vivienda pública, estabilidad para los inquilinos y que el margen financiero de los bancos se utilice para absorber las subidas de las tasas de interés.

Estas prioridades y la relación de fuerzas que salga de las urnas serán "determinantes", dijo Ferreira, para poder hablar de posibles pactos con los socialistas.

¿Aceptarían una nueva 'geringonça', como se llamó al acuerdo parlamentario que alzó a Costa en 2015? "El PCP siempre usó y siempre usará la fuerza que tenga para construir soluciones a favor de los trabajadores, del pueblo y del país, y siempre usó su fuerza para frenar soluciones negativas", resumió el comunista.

Tampoco cierran la puerta a, esta vez, entrar en el Ejecutivo, pero matizan que antes de discutir quién está en un Gobierno hay que debatir qué medidas pondrá en marcha. "Y nosotros estamos disponibles para esa discusión", zanjó.

Paula Fernández

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